Análisis

De inversiones y agravios

Si el reparto de los fondos del Estado fuera por el peso de cada comunidad autónoma, Catalunya debería recibir el doble de lo que recibe

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ANTÓN COSTAS

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«El malestar catalán se arreglaría con una carretera más y un poco de cariño». Esta curiosa fórmula de solución de la desafección política catalana la escuché de una persona bien intencionada con responsabilidades públicas.

Acerca de los pretendidos efectos benéficos del cariño no diré nada. No es tema de mi especialidad. Pero de lo que estoy seguro es de que la desafección no se resuelve con una carretera más. Espero que el presidente Mariano Rajoy no caiga en este malentendido. Sería mezclar churras con merinas. Sin embargo, las inversiones del Estado en Catalunya sí son un motivo que alimenta el agravio. La percepción pública es que Catalunya está mal tratada, y maltratada, en las inversiones del Estado.

BAJO GRADO DE EJECUCIÓN DE LAS INVERSIONES 

¿Hay motivos para este sentimiento de agravio? Para intentar responder a esta cuestión he consultado los trabajos de los servicios de estudios de Foment, la gran patronal catalana, y de la Cambra de Comerç de Barcelona. Son a mi juicio las dos mejores fuentes para conocer con detalle y objetividad la cuestión. Los datos más recientes de cómo se han distribuido y cómo se han ejecutado las inversiones del Estado son los del 2015. Hay dos hechos que sobresalen.

El primero es que el grado de ejecución de las inversiones públicas del Estado en Catalunya en el 2015 fue muy bajo: solo el 71% (736 millones de euros de los 1.040 presupuestados). El más bajo del periodo reciente. Durante el periodo 2004-2012 la media anual fue del 82%. La media para el conjunto de las comunidades autónomas fue del 89% en el 2015.  Los números son aún peores si nos fijamos solo en las inversiones en infraestructuras (carreteras, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, etcétera). En el 2015 se ejecutaron solo el 59% de las inversiones aprobadas. Es el porcentaje más bajo de la historia.

El segundo hecho es el déficit de inversión del Estado en Catalunya en relación con su peso económico relativo. Esa inversión fue del 8,2% del total nacional. Y el 9,9% de la inversión estatal en infraestructuras. Si el criterio de reparto fuese el peso de cada economía autonómica en el conjunto del Estado, a Catalunya le hubiese correspondido el doble. Estos porcentajes se han venido reduciendo de forma constante desde el 2011. 

TRES HIPÓTESIS SOBRE EL AGRAVIO 

Estos son los hechos. ¿Hay agravio? ¿Qué razones podrían explicarlos? Podemos identificar tres. La primera sería un maltrato consciente por el Estado; es decir, de los gobiernos de turno. La segunda sería que el reparto y la ejecución de las inversiones del Estado por comunidades respondan al apoyo electoral que recibe en cada una de ellas el partido en el Gobierno. La tercera sería que esa baja ejecución y déficit de inversiones estatales obedezca a causas internas, relacionadas con la política catalana. Una de ellas podría ser la pérdida de influencia de los gobiernos de la Generalitat en la elaboración y ejecución de las políticas estatales. Otra vendría de las dificultades que la ejecución de las inversiones, tanto públicas como privadas, encuentra en cuestiones como la aprobación de las autorizaciones medioambientales.

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El argumento del castigo consciente por los gobiernos del Estado no me parece plausible. Sería de una perversidad moral difícil de admitir. El del oportunismo electoral de los gobiernos de Madrid tiene algunas debilidades. Si se observa lo que ocurre en otras comunidades donde el partido del Gobierno central recibe un fuerte apoyo político, como Galicia y Murcia, vemos que el grado de ejecución de las inversiones es aún más bajo que en Catalunya. Parece no existir motivo de agravio por este lado.

PÉRDIDA DE INFLUENCIA EN MADRID

La explicación interna debería ser considerada. La estrategia del peix al cove que practicaron los gobiernos nacionalistas de Jordi Pujol les dio una gran influencia en la aprobación y ejecución de los Presupuestos del Estado. Si estás en la cocina tienes más influencia para hacer valer tus argumentos a la hora del reparto. Ahora esa influencia se ha perdido.

La aspiración independentista no debería ser un obstáculo para que la Generalitat pueda seguir defendiendo los legítimos intereses de todos los catalanes en las políticas del Estado. Se puede estar en misa y repicando. Esto es algo a tener en cuenta en las actuales negociaciones para la elaboración de un nuevo modelo de financiación autonómica. El actual Govern de la Generalitat ha decidido no participar. Desde la perspectiva del interés general creo que no es una buena decisión. No hará sino aumentar la percepción de agravio.