ANÁLISIS URBANÍSTICO

Así en Manhattan como en Poble Nou

¿Cómo se produce el proceso de degradación y posterior regeneración de un barrio? La gentrificación explica ese tránsito en el ensayo de Daniel Sorando y Álvaro Ardura

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JOSEP-MARIA URETA

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"Guiados por la belleza de nuestras armas/ primero tomaremos Manhattan, luego tomaremos Berlín", cantaba Leonard Cohen por primera vez en 1987, en un texto malinterpretado, que el propio autor precisó que se trataba de una referencia al terrorismo (psicológico) de aquellos años. Retoman este mensaje el sociólogo Daniel Sorando (Complutense) y el arquitecto Álvaro Ardura (Politécnica de Madrid) para titular un ensayo crítico descarnado sobre el urbanismo practicado en el centro de grandes ciudades (First we take Manhattan/ La destrucción creativa de las ciudades. Catarata).

Esta semana el poema de Cohen era la adecuada música de fondo para tres textos en este diario: De inquilino a bicho, de Helena LópezTrabajando para la competencia, de Juli Capella y El Uber de las maletas en Sant Antoni, de Carles Cols. Tres muestras que encajan en el ensayo de Sorando y Ardura que fija la similitud de estos procesos en grandes ciudades desde hace cuarenta años y que en 1964 la socióloga Ruth Glass lo atribuyó a los gentry, la nobleza rural británica que se mudó del campo a las zonas degradadas del centro de Londres. De ahí el neologismo gentrificación, el desplazamiento de vecinos de un barrio por nuevos residentes de mayor poder adquisitivo. ¿Fenómeno natural al que hay que resignarse, cuando no cantar sus excelencias?

Ese es el peligro que señalan los autores, que establecen cinco fases del proceso que se repiten en cualquier época y continente. Un barrio céntrico deteriorado es motivo de bombardeo mediártico sobre sus peligros. Los que pueden, abandonan. Quedan los de menor poder adquisitivo y florecen drogasprostitución... Una vez creado el estigma, el sector público, presionado, inicia una regeneración urbanística. Desplaza a no pocos residentes deshauciados. Y cuando los solares se deprecian, aparece el sector inmobiliario dispuesto a la regeneración y repoblación por gente de mayor poder adquisitivo (clase media, no los ricos de siempre) que exige la garantía de baja conflictividad. El metro cuadrado al alza acaba por expulsar a los residentes de siempre.

¿Hablan de Barcelona? Solo en parte (del Barrio Chino a Ciutat Vella, qué eficaz  maquillaje verbal). Antes fue el sur de Manhattan de los 70 (por ahí aparece el texto de Cohen) transformado en Soho (Sur de la calle Houston en siglas inglesas, como decir en Barcelona “por debajo de la Gran Vía”),  procesos similares han tenido Malasaña Lavapiés (que se resiste como la Barceloneta) en Madrid, Cabañal en Valencia, o Gancho en Zaragoza. Y por seguir la canción, vale la pena conocer el caso de Kreuzberg, un barrio modesto del noroeste de Berlín, junto al muro de separación con Alemania del Este. Cayó el muro en 1989 y hoy es otro Soho poblado de creativos con sus tiendas de moda, restaurantes ecológicos y la nueva la bohemia digital (por sus applicaciones les conoceréis).

Con el evidente -y legítimo-, sesgo ideológico, Sorando y Ardura señalan el mayor riesgo de las políticas urbanísticas públicas, que de manera consciente o no, acaban cediendo la plusvalía al sector privado y, lo que es peor, desprotegiendo de nuevo a los más desfavorecidos, los nativos del barrio, por decirlo suave. Sin desconocer los beneficios que ha aportado una política positiva de vivienda pública y social donde se ha practicado.

No se trata tampoco de un fenómeno parcial de políticas urbanas. La raíz es mucho más profunda, porque estamos ante la exigencia del cambio cultural que exige el nuevo modelo productivo. Algunas de las ciudades citadas comparten un pasado industrial que ha generado nuevos espacios ciudadanos. El ingeniero y tecnólogo Miquel Barceló, precursor ya en los años 80 sobre los cambios que se cernían en la nueva era tecnológica, acaba de presentar un libro recopilatorio de sus propuestas bajo el título sugerente de Citynomics, con un modelo de edición que es todo un aviso: texto accesible en Amazon, que lo imprime a demanda (adiós a los estocs improductivos).

Impulsor, con Ramón García Bragado, del 22@, Barceló ha sintetizado los cuatro mimbres con que se puede aplicar esta fórmula de éxito (hasta ahora: el autor avisa que debe revisarse, como lo advierte la gentrificación de Poble Nou). Planificación urbanística, sí, pero vinculada a la estrategia económica que promueva las nuevas tecnologías y, atención, la prioridad social para quienes ya están en ese barrio o colindantes. Ni la energía, ni la movilidad ni el ocio responderán ya a la era industrial.

La belleza de las nuevas armas que canta Cohen.