EDITORIAL

Fernández Ordóñez y la «inesperada» crisis

Momento de la llegada de Miguel Ángel Fernández Ordóñez a la Audiencia Nacional acompañado de su abogado.

Momento de la llegada de Miguel Ángel Fernández Ordóñez a la Audiencia Nacional acompañado de su abogado. / periodico

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El juicio por la salida a bolsa de Bankiajuiciosalida a bolsa de Bankia vivió ayer una especie de cara a cara entre Miguel Ángel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España cuando se produjeron los hechos que se juzgan, y José Antonio Casaus, el inspector jefe del organismo en el banco, que advirtió de la mala salud de las cuentas del banco y vaticinó que acabaría nacionalizada, como así sucedió en mayo del 2012. Casaus se reafirmó en las advertencias que hizo entonces y defendió su profesionalidad. La defensa de Fernández Ordóñez, por su parte, se basó primero en tratar de desacreditar al inspector y después en argumentar que fue la crisis, y no lo precario de sus cuentas, lo que hizo que Bankia se desplomara. «Por muy bien que se construya un puente un terremoto lo puede derruir», dijo Fernández Ordóñez para referirse a la recaída de la crisis entre el 2011 y principios del 2012 que, a su juicio, fue «inesperada y repentina».

Llama la atención oír al responsable del máximo organismo supervisor declararse tan sorprendido por la recesiónrecesión como cualquier otro ciudadano. También sorprende la pobre opinión profesional sobre Casaus, pese a que,  a diferencia de Ordóñez con la recaída, este sí supo ver que Bankia se encaminaba hacia el desastre. Y no es un desastre cualquiera, es una quiebra clave para entender la profundidad de la gran recesión española, una crisis cuya factura no pagaron quienes no vieron o no escucharon las advertencias sobre Bankia, sino los ciudadanos.