MIRADOR

Las manos en los bolsillos

La corte de Junqueras en Economia se presenta con la tarjeta de visita de los 'true liberals'

Oriol Junqueras

Oriol Junqueras / periodico

JOSEP MARTÍ BLANCH

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Ha hecho fortuna la creencia que el momento político actual no admite los grises. Que el mundo, o Catalunya, ha entrado en una exigencia de claridad narrativa. Que las verdades (o mentiras) han de verbalizarse en la política sin ningún matiz, chutando las palabras a puerta y con discursos sin ápice de ambiguedad pronunciados como quien golpea la realidad con un martillo.

Pero a toda teoría le crecen los enanos de las excepciones. Uno de los más vistosos que contradice esta exigencia de claridad es ERC, el partido que a ojos de muchos analistas ha robado la cartera de la centralidad al PDECat, cosa que habrá de confirmarse cuando los ciudadanos sean llamados a las urnas, dada la estima de los republicanos a defraudar recurrentemente las expectativas que generan.

El partido liderado por Junqueras tiene un discurso marxista sin matices cuando le dan el micro a su cabeza de cartel en las últimas elecciones generales, Gabriel Rufián, o de izquierda ortodoxa cuando habla el histórico del Congreso, Joan Tardà. Por contra, la corte de Oriol Junqueras en el departamento de Economia se presenta con la tarjeta de visita de los 'true liberals'.

Mientras Rufián levanta el puño en su perfil de Twitter y cita al poeta Marcos Ana para reivindicarse como un “comunista de nuestro tiempo”, Junqueras y su entorno de diario reciben empresarios y ejecutivos --grandes, pequeños y medianos-- para dejar claro que ni ahora ni cuando presidan la Generalitat, si llega a ocurrir, la política económica saldrá del carril de la ortodoxia. De hecho, mientras una parte del partido abraza el romanticismo de otro mundo es posible, la otra --la que manda-- saca pecho de la reducción del déficit y reivindica por la vía de los hechos su homologación sistémica.

De igual modo, en el ámbito del 'procés', el junquerismo tampoco tiene ningún interés en cortar de raíz los halagos que recibe desde las posiciones más contrarias al independentismo, provengan del propio Gobierno del Estado o desde las élites sociales y económicas que de un tiempo a esta parte abonan la tesis de que Oriol Junqueras, y por extensión ERC, es ahora el partido realista y que, cuando llegue el momento, será más fácil entenderse con ellos que con el PDECat.

Así que bien podría ser que como ERC aún no ha liderado nada en primera persona, ni Govern ni 'procés', la suya sea una centralidad de manos en los bolsillos construida sobre la base de que todas las miradas ven tan solo aquello que quieren ver. Unos casi la revolución proletaria, otros 'true liberals', los de más acá la garantía definitiva para el 'procés' y los de más allá el realismo que acabará imponiendose para ensanchar el calendario del referéndum hasta nueva orden.

La primera ambiguedad a resolver llegará con el referéndum o referéndum. Como quiera que Oriol Junqueras y Raül Romeva son formalmente los responsables de la consulta que teóricamente ha de hacerse sí o sí, pronto veremos su firma en los expedientes de contratación que lo harán posible. Tendrán que quitarse las manos de los bolsillos para firmar y, de rebote, firmarán su futura inhabilitación. La centralidad se gana sentado, pero se conserva de pie. Estudias leyendo, te examinas escribiendo.