ANÁLISIS

Tendencias suicidas de la izquierda italiana

La escisión del PD tiene trampa: si Renzi perdiese las primarias, los secesionistas volverían al redil

Matteo Renzi saluda desde su coche un día después de presentar su dimisión, en Pontassieve, cerca de Florencia, el 8 de diciembre.

Matteo Renzi saluda desde su coche un día después de presentar su dimisión, en Pontassieve, cerca de Florencia, el 8 de diciembre. / periodico

ROSA MASSAGUÉ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Preocupa, y mucho, cuanto pueda ocurrir dentro de escasos días en Holanda.  Y en Francia. Preocupan las pulsiones xenófobas y populistas de Hungría o Polonia. Preocupa la gestión y el resultado del ‘brexit’. Y, por si no fueran preocupaciones suficientes, se añade ahora la incógnita sobre lo que pueda ocurrir en Italia tras la enésima crisis de la izquierda. El calendario político sitúa las elecciones en febrero del 2018, pero podría haber un adelanto. De momento, lo que aparece en el horizonte es una victoria del Movimiento 5 Estrellas (M5S) que lidera el cómico convertido en agitador de masas Beppe Grillo, que es ahora mismo la principal oposición, populista y antieuropea.

El Partido Democrático (PD) decidió pasar cuentas con su líder, Matteo Renzi, tras su fracaso en el referéndum sobre las reformas constitucionales de diciembre pasado y su obligada dimisión posterior. Aquello fue el acicate para que todas las tensiones internas en el partido salieran a la luz en una demostración del histórico cainismo y las tendencias suicidas que habitan en la izquierda italiana. Renzi se fue, pero ya ha regresado para optar a renovar su liderazgo en unas primarias a celebrar el 30 de abril. Pero otros, la vieja guardia encabezada por Pierluigi Bersani con el aliento inconfundible desde la sombra de Massimo d’Alema, han abandonado el barco para crear, el pasado 25 de febrero, el movimiento Democráticos y Progresistas (36 diputados y 24 senadores).

EL PARTIDO DE RENZI Y EL DE D'ALEMA

En realidad, se trata de una escisión con trampa. Si Renzi perdiese las primarias, los secesionistas volverían al redil del PD. La división es tan profunda que la prensa italiana se refiere a los dos campos como el PdR, el Partido de Renzi, y el PdA, el Partido de D’Alema. En este momento de confusión y de cuchillos afilados, a Renzi le ha salido un contratiempo de ignotas consecuencias. Su padre, Tiziano Renzi, está siendo investigado por tráfico de influencias en un caso relacionado con la central de compras de las administraciones públicas.

Las últimas encuestas ya certifican la caída del PD y el ascenso del M5S. Si el movimiento de Grillo se alza como la primera fuerza política será también con la ayuda de una derecha que es incapaz de formar un frente unido. La Liga Norte, que en el pasado se había coaligado con el partido de Silvio Berlusconi y juntos habían gobernado muchos años, ahora, con Matteo Salvini al frente, se ha escorado hacia la extrema derecha más dura con un lenguaje y unas propuestas netamente racistas que serían propias de Marine Le Pen si no fuera porque son todavía más repugnantes. Lo son tanto que ni a un escasamente escrupuloso Berlusconi en horas bajas le conviene la proximidad.

Y otoro punto a favor del M5S. Esta formación se había vanagloriado de haber nacido sin pecados originales como el de la corrupción. Pero este gran vicio también la ha contaminado. El caso más notorio es el de la alcaldía de Roma. Sin embargo, al igual que ocurre con partidos populistas en otros países europeos, la corrupción no le pasa factura.