Editorial

Paro juvenil: muchas palabras, pocos hechos

España deberá devolver a la UE una lluvia de millones previstos para ayudar a los jóvenes a encontrar el trabajo que no tienen

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Nadie discute que una de las lacras más profundas de esta crisis es el paro juvenil, que alcanza en España tasas muy superiores a la media europea. El caso del plan de empleo juvenil que presentó la UE en 2013 es paradigmático de la distancia que separa en demasiadas ocasiones las necesidades de la gente de los anuncios de los dirigentes políticos y de la ejecución efectiva de las políticas públicas. Se anunció una lluvia de millones que cuatro años después hay que devolver a las arcas comunitarias sin haber ayudado a los jóvenes a encontrar el trabajo que no tienen. Las responsabilidades son repartidas, pero todas ellas igual de graves. La Unión Europea diseñó un procedimiento de adjudicación y gestión de las ayudas excesivamente complicado y ajeno a la realidad de sus beneficiarios. El Gobierno de España no supo o no pudo levantar el pie del freno del gasto para permitir a las comunidades autónomas cofinanciar los proyectos con la UE. Y, finalmente, comunidades como Catalunya se llenaron la boca de medidas contra el paro juvenil que jamás se pusieron en marcha. El resultado es que Catalunya ha de devolver 42 millones que no ha gastado contra una emergencia social.

En los próximos meses sabremos las cifras equivalentes en el resto de comunidades y en el mismo ministerio español. Una mala práctica general que no debe servir de excusa ni de cobertura a lo que ha sido una mala gestión desde Bruselas hasta Barcelona pasando por Madrid.