El tablero político catalán

Salir corriendo por la puerta de atrás

La reforma del reglamento para agilizar las leyes de desconexión es una argucia política para cambiar las reglas de juego a mitad del partido

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FRANCESC VALLÈS

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La mesa del Parlament de Catalunya ha acordado iniciar la tramitación de una iniciativa de Junts pel Sí para reformar el reglamento de la cámara. Su principal objetivo consiste en que las llamadas leyes de "desconexión" puedan tramitarse de acuerdo al procedimiento de lectura única. La lectura única significa que el procedimiento legislativo ordinario previsto para la aprobación de leyes se reduce, excepcionalmente, a un solo acto formal de debate y votación del conjunto del texto en el pleno del Parlament, suprimiéndose así todas las fases de debate en ponencia, comisión y los plazos para introducción de enmiendas.

El reglamento ya prevé en su artículo 135 que este procedimiento abreviado pueda utilizarse en determinados supuestos, pero para ello exige que se den unos requisitos formales: primero, que se trate de un proyecto de ley, es decir, que la iniciativa provenga del Gobierno; y en segundo lugar, que la naturaleza del proyecto lo aconseje o que la simplicidad de la formulación lo permita.

ESQUIVAR LA IMPUGNACIÓN

En el supuesto actual no se da ninguna de estas dos circunstancias puesto que, en primer lugar, las leyes de desconexión han sido, intencionadamente, registradas como iniciativas de los grupos parlamentarios y no del Gobierno (para evitar así una hipotética impugnación en el tránsito del Palau de la Generalitat hacia el Parlament) y, en segundo lugar, no parece que una cuestión de la profundidad y el calado de la que estamos tratando aconseje una tramitación acelerada y sin el debido debate: si existe algún ejemplo de complejidad jurídica y política es precisamente la tramitación de una ley que pretende romper con la legalidad existente y crear un marco jurídico propio.Y eso es lo que se quiere cambiar a toda prisa.

Es verdad que desde un punto de vista teórico la cuestión no debería ser problemática. Que las iniciativas de los grupos se equiparen a las del Gobierno en las distintas modalidades de tramitación parlamentaria no es ni ilegal, ni antidemocrático, ni inconstitucional. Sin ir más lejos el propio reglamento del Congreso de los Diputados ya prevé que tanto los proyectos de ley del Gobierno como las proposiciones de los grupos parlamentarios puedan ser tramitados en lectura única, es decir, no distingue en función de quién tenga la iniciativa.

ARGUCIA POLÍTICA

Por eso lo cuestionable de esta reforma no es su contenido (de ahí el aval de los servicios jurídicos del Parlament) sino su intencionalidad.Su principal debilidad consiste en que se trata de una reforma 'ad hoc', efectuada para un caso concreto, una argucia política para provocar un resquicio jurídico y procedimental cambiando las reglas de juego a mitad del partido, y eso no lo protege la lectura única.

El procedimiento es garantía jurídica y democrática, de la mayoría y de la minoría. Intentar cambiar ahora el procedimiento parlamentario no solo debilita a la democracia sino que desvela que el único motivo consiste en sortear y posponer una posible impugnación. Y eso es filibusterismo. Tramitar una reforma mediante este procedimiento sería como salir corriendo por la puerta de atrás.