Movilidad autónoma e hiperconectada, cosas que no veremos
No hay economía de escala suficiente para producir tantos vehículos inteligentes, y tan fabulosos, y menos para consumidores individuales
Berta Fauró
Consultora en Transporte e Innovación del Institut Cerdà
BERTA FAURÓ
Últimamente, cada vez que nos referimos a la tecnología de las comunicaciones apelamos al vehículo como paradigma del desarrollo. Usamos ejemplos de vehículos inteligentes, autónomos, sin conductor, no contaminantes y conectados a todo aquello que configura nuestras vidas, laborales o personales, y hacemos un ejercicio simple de imaginación. Nos vemos dentro de estos artefactos en la ciudad mientras trabajamos, charlamos o nos dedicamos al ocio audiovisual gracias a todos los equipamientos que estos coches incorporarán.
Sin embargo, ¿será esta la realidad que veremos?, ¿o estamos confundiendo ciencia ficción con deseos de confort? Vamos por partes, los expertos sitúan, a partir del 2020, los primeros vehículos eléctricos de gama media producidos en serie, capaces de hacer más de 500 kilómetros y con espacios habitables muy superiores a los que conocemos hoy (sin volante, sin pedales) y, a partir del 2025, los vehículos de conducción totalmente autónoma delegada (con conductor pero sin intervención del mismo) para modelos de gama alta. Antes ya habremos visto muchos avances en este entido. A partir del 2040 se prevé que cambiemos definitivamente la forma de movilidad, esencialmente en ámbitos urbanos, con vehículos automatizados.
Esto significa que cuando hablamos del coche del futuro en ningún caso podemos visualizar un modelo de movilidad como el actual, es decir, miles de vehículos de uso individual colapsando las ciudades, sino que deberíamos hablar de un modelo de transporte colectivo, robotizado, respetuoso con el medio ambiente, energéticamente autónomo que, probablemente, sustituirá o complementará lo que entendemos hoy por flotas de servicios, por transporte público urbano y por servicios como los taxis, que serán sin taxistas.
TRANSFORMACIONES LEGALES
El modelo requerirá transformaciones legales como el mismo carnet de conducir, que probablemente no será necesario, o los seguros y las responsabilidades derivadas de un accidente cuando nadie conduzca. Aquí está el verdadero cambio del vehículo inteligente y no tanto en la visualización de un coche de uso personal.
Otra cosa son todos aquellos atributos que se seguirán añadiendo a los vehículos actuales. Esencialmente se tratará, por un lado, de avances para la mejora de la seguridad, algunos de ellos automatizados y, por otro, de más información sobre todo lo que pasa a nuestro alrededor y, claro, con nuevas posibilidades de conexión con el exterior.
En ningún caso se trata de rebajar expectativas, pero hay una cifra que nos ayuda a entender este nuevo concepto de vehículo avanzado y es el hecho de que con un 20% del parque móvil actual se cubrirá el 80% de los desplazamientos en grandes ciudades, según todos los estudios a medio plazo y, por lo tanto, si nos creemos esta perspectiva podemos ver rápidamente que no hay economía de escala suficiente para producir tantos vehículos y tan fabulosos como nos quieren hacer creer y menos para consumidores individuales. La movilidad de las personas cambiará muchísimo, eso es evidente, pero siempre desde la colectividad.
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