Editorial

El adiós a la cárcel Modelo

Barcelona ganará equipamientos cívicos allí donde se fraguó una historia de infausta memoria

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Después de infinidad de promesas, de peticiones y negociaciones, después de 40 años de lucha vecinal, parece que ahora va en serio. Desde el próximo mes de junio, la cárcel Modelo dejará de ocuparla cárcel Modelo  28.000 metros cuadrados de dos manzanas del Eixample barcelonés. El presidio, que empezó a construirse en 1888, en un descampado, y que se inauguró en 1904, dejará de presidir este barrio después de 113 años de una presencia sórdida y muchas veces amenazante.

La Modelo nació como una institución moderna que dejaba atrás las miserables condiciones de las cárceles urbanas. Con su famoso panóptico central y sus seis brazos, prometía celdas individuales y una mayor calidad de vida, pero la realidad fue muy distinta. Los vaivenes del siglo XX la convirtieron en un símbolo – insalubridad y hacinamiento – de lo que se quería erradicar.

La Modelo ha sido un espejo roto de la historia barcelonesa y por sus galerías han pasado presos comunes y sindicalistas, fascistas, anarquistas, poumistas, espías y sacerdotes, en los convulsos años de la guerra civil. Después, fue la terrible sede de la represión franquista, con 1.600 ejecutados entre 1939 y 1953. Han estado presos en ella Salvador Seguí, Ferrer i Guàrdia y Lluís Companys, y los 113 miembros de la Assemblea de Catalunya, sin olvidar, entre represaliados y delincuentes comunes como 'el Vaquilla', a Salvador Puig Antich, el último que fue ajusticiado en la prisión, por garrote vil, en 1973. Frente a la Modelo, Xirinachs se convirtió en un mito de la Transición, y dentro se vivieron escenas dantescas, sobre todo en los años 80, con fugas masivas, motines, tiroteos en la calle y presos en los tejados.

Con más de cien años en sus desgastados muros, sin las mínimas condiciones exigibles, la Modelo dejará Barcelona y, en su lugar, a tenor del plan regulador pactado en el 2009 y que los vecinos dan por bueno, se erigirán un parque, una guardería, una escuela, una residencia, un polideportivo y un espacio memorial con el nombre de Puig Antich. Ahora se producirá un traslado de presos, unos 900 a Brians-1, en una remodelación del sistema penitenciario que no es del agrado de los sindicatos y que anuncia un periodo no exento de dificultadesperiodo no exento de dificultades. Aun así, la buena noticia es que la ciudad ganará equipamientos cívicos allí donde se fraguó una historia de represión e infausta memoria