Las formas de gestionar lo público
Entre el usar y el hacer
Cuanto más haga la gente por sí misma, mayor será su implicación en los retos colectivos de la ciudad

ilustracion de leonard beard /
Es distinto ser usuario de un centro cívico que compartir su gestión. No es lo mismo ser cliente de un servicio que coproducirlo. Hoy en distintas partes del mundo se van experimentando formas nuevas de programar y organizar las actividades de espacios institucionales desde organizaciones, entidades o asociaciones que reclaman su derecho a convertirse en gestores públicos sin abandonar su condición de ciudadanos, de activistas.
Podríamos considerar que de esta manera lo público no se agota en lo institucional. Si entendemos como acción pública la capacidad colectiva de enfrentarse a problemas comunes, ello puede hacerse solo desde las instituciones, a medias entre instituciones y entidades ciudadanas o directamente y de manera autónoma desde la propia ciudadanía organizada.
En Barcelona se está experimentando desde hace años con estas formas de gestión cívica en la que entidades o colectivos de diverso tipo, organizan actividades, cursos y espectáculos de formato diverso, en espacios de propiedad municipal, combinando recursos y subvenciones que reciben de las instituciones, con recursos que ellos mismos son capaces de conseguir a través de sus actividades. Pero ello puede también derivar en acciones comunitarias que aborden problemáticas específicas que suceden en un barrio o en un enclave urbano, tratando de articular respuestas de manera autónoma y colectiva, con o sin las instituciones. De esta manera, poco a poco, se han ido construyendo comunidades que gestionan recursos públicos (en su sentido más amplio y común), generando sus normas de funcionamiento democrático.
EL EJEMPLO DE UN ATENEU
Noticias relacionadasEl caso del Ateneu de 9 Barris se ha convertido en todo un referente, por la capacidad de seguir siendo durante todo este tiempo un centro del barrio, articulándose con los planes comunitarios y las escuelas de la zona, pero al mismo tiempo logrando ser un equipamiento de ciudad con su acreditada escuela de circo y con sus constantes espectáculos de todo tipo. Este año se cumplen los 40 años de funcionamiento del Ateneu de 9 Barris, y tras su estela, pero con peculiaridades y procesos propios han ido surgiendo otros muchos centros y ateneos. Para citar solo algunos: en Sant Andreu (Harmonia), en Poblenou (Flor de Maig), en Sarrià (10 años de Casa Orlandai), Gòtic (El Pou de la Figuera) o con lógicas distintas pero de alguna manera cercanas, los casos de Sants (Can Batlló, Coópolis) o Poble Sec (La Base).
Desde el ayuntamiento creo que el reto es seguir facilitando y ayudando a generar espacios de organización cívica autónoma, que refuercen el capital colectivo de la ciudad, aunque ello conlleve, de alguna manera, pérdida de control o de poder sobre esos espacios. Cuanto más haga por sí misma la gente, más fuerte será su implicación con los retos comunes que la ciudad tiene planteados y más resiliente será su funcionamiento y su capacidad de construcción de valor común. Compartir poder, compartir responsabilidades, compartir protagonismo es la lógica que entiendo que está detrás de ese conjunto de experiencias de 'hacer' y no solo de 'usar'.