Editorial

El paso a nivel de Montcada

No tendrían que ser necesarios más muertos para que ADIF y el ministerio cumplieran sus propias promesas

Corte de vías en Montcada, este miércoles por la noche.

Corte de vías en Montcada, este miércoles por la noche. / periodico

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Montcada i Reixach es una ciudad cercada por las infraestructuras, pero es en la línea R2 de cercanías (y la R11, también, con trenes hacia o desde Portbou, sin parada en Montcada) allí donde la tragedia se hace presente de forma continua. En el paso a nivel del Bogatell murieron cuatro personas en el 2016 y, en lo que llevamos de año, las víctimas ya son dos, la última, esta misma semana. La cifra total es de 168, del todo inadmisible, y menos aún si recordamos un solemne acuerdo firmado en el 2007 entre ADIF, el Ministerio de Fomento y el Ayuntamiento para soterrar la línea férrea en este punto, a unos 200 metros de la estación. 

El proyecto se esfumó por culpa de la crisis –pero no pasó lo mismo en Montmeló, por ejemplo– y no fue hasta hace un año cuando la entonces ministra Pastor se comprometió a destinar una partida presupuestaria para iniciar las obras en el 2017. Un compromiso también desvanecido. Solo hay constancia de una llamada telefónica del ministro De la Serna, justo después del último accidente, y la promesa de una reunión bilateral el 1 de marzo.

Eliminar el paso a nivel es una urgencia que exige una solución inmediata. Divide a la ciudad, limita la movilidad y es una trampa permanente: más de 200 convoyes circulando cada día por este punto negro. No tendrían que ser necesarios más muertos para que ADIF y el ministerio cumplieran sus propias promesas.