La impunidad de las cloacas

Engendrada cuando CiU y PP colaboraban en el Parlament, la 'Operación Cataluña' amenaza con invalidar las pruebas contra los Pujol y así librarlos de todo mal

Jordi Pujol y su esposa, a su llegada a la Audiencia Nacional para declarar, en febrero del 2012.

Jordi Pujol y su esposa, a su llegada a la Audiencia Nacional para declarar, en febrero del 2012. / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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En medio del rosario de filtraciones e intoxicaciones que jalonan el 'caso Pujol' y la llamada 'Operación Cataluña''Operación Cataluña', dos caras de similar moneda, procede hacer una pausa y deslindar los hechos probados de las confabulaciones que los rodean.

Es un hecho probado que Alicia Sánchez-Camacho atendió y anotó las confidencias de una examante despechada del primogénito de la familia Pujol en julio del 2010, cuando Mariano Rajoy y Artur Mas velaban armas en la oposición y el giro independentista de Convergència apenas se oteaba en el horizonte.

Es un hecho que, pocos meses después, CiU y PP reeditaban su alianza en el Parlament sin que el Gobierno socialista activara investigación alguna sobre los vástagos del fundador de CDC.

Es un hecho que, ante el estallido independentista del 2012, dos policías visitaron de incógnito la fiscalía catalana para que amparase, sin pruebas fehacientes, una causa general contra Convergència. Maniobra que el ministerio público, por cierto, entonces rechazó de plano.

Es un hecho que, en plena campaña electoral del 2012, la prensa cómplice aireó supuestas miserias de los líderes convergentes. Que el almuerzo de 'La Camarga', grabación incluida, acabó divulgándose en el 2013. Y que solo un año después el 'expresident', tras destaparse los trasiegos familiares en Andorra, confesó su pecado original con el fisco. También lo es que, pese a la gravedad de las conductas investigadas y a su espectacular difusión, ningún miembro de la familia Pujol ha dormido una sola noche en prisión.

GUERRAS Y COMPLOTS

Son hechos probados la ingente fortuna atesorada por los Pujol, sus clandestinas reuniones con supuestos emisarios del Estado que les ofrecían benevolencia a cambio de auxilio contra el independentismo y también la guerra entre facciones policiales que hizo aflorar las charlas conspiratorias en el Ministerio del Interior, entre otros complots.

Es un hecho, en suma, que la instrumentalización política de las fuerzas del Estado anda cerca de invalidar judicialmente las pruebas hasta ahora obtenidas, librando así de todo mal a los Pujol. A veces, la impunidad se fabrica desde las cloacas.