Editorial

Australia afronta la pederastia de sus religiosos

Entre 1950 y el 2010 más de un millar de miembros de la Iglesia cometieron abusos, y ninguno fue perseguido

Protesta en Sídney por las respuestas institucionales a los abusos infantiles en la Iglesia.

Protesta en Sídney por las respuestas institucionales a los abusos infantiles en la Iglesia. / periodico

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La pederastia en el seno de la Iglesia católica ha empezado a ser cuantificada en los últimos años tras largas décadas de ominoso silencio  por parte de la jerarquía. Uno de los países que se está enfrentando a ese pasado aberrante de una parte de sus religiosos es Australia, donde ayer empezaron a hacerse públicas las investigaciones de una comisión que lleva cinco años pulsando la gravedad del problema. Los datos son estremecedores: entre 1950 y el 2010 más de un millar de religiosos cometieron actos de pederastia, y ninguno fue perseguido. Y casi 4.500 personas han denunciado haber sido víctimas de abusos entre 1980 y el 2015. En un país de 23 millones de habitantes (la mitad de España) y solo una cuarta parte de ellos de confesión católica, esas cifras revelan el gran calado de esta gravísima perversión. Australia está afrontando el problema con determinación, y el Estado indemnizará a las víctimas con hasta 107.000 euros. Por su parte, la Iglesia también está colaborando en las investigaciones y siete arzobispos declararán ante la comisión. El mea culpa, la humildad, la petición de perdón y el resarcimiento económico y moral a las víctimas es lo que le corresponde hacer al catolicismo australiano, uno de cuyos dirigentes ha admitido «el fracaso masivo para proteger a los niños de los abusadores». La inflexibilidad con la pederastia  es uno de los ejes del papado de Francisco, que sabe que la credibilidad de la Iglesia pasa por exhumar y purgar por lo que no son solo pecados, sino sobre todo delitos.