Artur Mas y el 6-F

A más corrupción, más 'estelades'

La nueva redada contra el 3% convergente deja bastante dañado el discurso lacrimógeno de Mas y golpea duramente su figura

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JOAQUIM COLL

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El macrogolpe contra la financiación irregular de CDC supone una pésima noticia para Artur Mas a las puertas del juicio por el 9-N. Ante su posible inhabilitación, el objetivo propagandístico es alzarse como «el primero de los mártires» de la causa separatista y con esa distinción encabezar la lista del PDECat en las autonómicas que van a celebrarse este año antes o después. Como la sentencia condenatoria del TSJC no sería firme hasta que la ratificase el Supremo, pensaba jugar el rol de president perseguido por ese ogro de Estado que, según Mas, «trata a los catalanes como súbditos y no como a ciudadanos». Aunque resulta muy curioso que los jefes de la tribu de aquí cobren casi el doble que el presidente del Gobierno de España o sus ministros. La nueva redada contra el 3% convergente deja bastante dañado ese discurso lacrimógeno y golpea duramente la figura de Mas, que ve caer a hombres de su absoluta confianza, incluso a amigos personales.

La respuesta de Jacint Borràs, padre de la consellera de Governació y presidente de CDC hasta su liquidación, ha sido calificarla de «operación política» contra el independentismo y llamar a los suyos a una movilización masiva el 6-F para arropar a los encausados. Puede que el objetivo secreto sea impedir la entrada de Mas en el Palau de Justícia y obtener la foto de la desobediencia. Xavier Trias también ha recurrido al victimismo para defender a su exteniente de alcalde Antoni Vives, figura proveniente del pinyol pujolista, cuyas irregularidades ya fueron denunciadas por Ada Colau al poco de acceder a la alcaldía. La CUP ha acertado esta vez al calificar la operación de «bofetada» contra el procés. Es absurdo esgrimir que la razón para marcharse de España sea su irreformable idiosincrasia, aludiendo a los casos de financiación irregular y nepotismo del PP. En Catalunya ha sucedido tres cuartos de lo mismo con CDC durante décadas. En esta fase final del proceso, un PDECat completamente desnortado acabará siendo más radical que ERC y recurriendo a la fórmula «a más corrupción, más estelades».