INTANGIBLES
Lío en la cocina del Ministerio de Sanidad
Las cifras del gasto farmacéutico y la sostenibilidad de la financiación sanitaria vuelven a estar en entredicho
Guillem López Casasnovas
Catedrático de Economía (UPF). Exconsejero del Banco de España.
GUILLEM LÓPEZ I CASASNOVAS
La nueva ministra de sanidad Dolors Montserrat creo que tiene un problema mayor que el de los copagos de los pensionistas. Las cifras del gasto farmacéutico y la sostenibilidad de la financiación sanitaria vuelven a estar en entredicho. De la financiación en principio se ocupa Cristóbal Montoro. Suscribió su ministerio un protocolo con Farmaindustria. El compromiso alcanzado es que dicho gasto no crezca por encima del porducto interior bruto (PIB). Ello está protegiendo hoy al sector de medidas alternativas más invasivas (desfinanciar, bajar precios, etc), a cambio de que entre todos mantengan el mismo peso de gasto en el PIB. Sin embargo, problemas a la vista. La prescripción sigue aumentando (a veces aunque no siempre más y mejor pero en todo caso más caro).
Y con aquel acuerdo, no queda claro cómo diluir las tensiones de mayor gasto que presionan a la Sanidad, repartiendo cuotas entre los partícipes del techo acordado; o cómo facilitar que entren innovaciones procedentes de la industria, de dentro o de fuera de la patronal farmacéutica; o cómo poner coto a las aventuras de dispensación hospitalaria. Además, si se sobrepasa dicho crecimiento (lo que ya ha ocurrido el 2016 si comparamos cifras de gasto con el 2015) no queda claro qué hacer y qué participación en ello van a tener las Comunidades Autónomas.
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Más allá de la coyuntura se plantean otras cuestiones importantes. Estamos en una fase de la innovación en fármacos de tratamientos inmunológicos por la vía de los medicamentos biológicos y oncológicos en la que asoman medicamentos que ‘curan’ (léase hepatitis C) y no simplemente que palían enfermedades crónicas. Los precios de aquéllos pueden parecer disparatados, pero para las compañías son ‘disparos de un solo tiro’: sanado el estoc de enfermos, resta sólo lo que sea la incidencia de la enfermedad, y si ésta es infecciosa, la tendencia es que dicha enfermedad desaparezca, tienda a cero al dejar de transmitirse. Precios elevados que agotan recorrido, con nuevos tratamientos en el ‘pipeline’.
Ello plantea problemas de sostenibilidad del gasto sanitario, que en la medida que se deba a tratamientos que curan no puede ser sino bienvenida. Otra cosa diferente es que con el actual marco regulatorio (protocolo de Farmaindustria incluído) no tengamos a disposición una política sanitaria para hacerle frente.
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