IDEAS

La gran prioridad, producir cine

Josep Maria Pou, tras recibir el Gaudí d'Honor en la gala del cine catalán.

Josep Maria Pou, tras recibir el Gaudí d'Honor en la gala del cine catalán. / periodico

XAVIER BRU DE SALA

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No falta talento. No falta formación. No falta industria. No falta pluralidad de planteamientos, ni de registros, ni de lenguas. El problema grave no se encuentra en la promoción o en el mercado sino en la escasez de la producción. No en el apoyo del público sino en el apoyo público. El audiovisual es el más depauperado de todos los sectores clave de la cultura. De manera especial la ficción cinematográfica. 

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En los años 80 se pusieron las bases del sistema de equipamientos culturales. También las del audiovisual. Pero si comparamos resultados, no hay color. A pesar del éxito de TV3 y la consideración internacional de numerosos directores, el grado de insatisfacción, visto desde dentro y desde fuera, es general y creciente. No avanzamos por falta de presupuesto para producir. El problema no es privado sino público, como en toda Europa. La diferencia es que nuestros partidos y líderes políticos no han apostado nunca de verdad por un sector cinematográfico fuerte. Ni en Madrid ni en Catalunya. Le han proporcionado un bote de vitaminas cada vez que desfallecía, pero nunca se ha hecho un planteamiento de envergadura contra el raquitismo.

Las palabras en la gala de los premios Gaudí de Isona Passola, gran presidenta de la Acadèmia, y las del Gaudí d’Honor, el excelente Josep Maria Pougala de los premios Gaudí Isona PassolaJosep Maria Pou, precisas, elegantes, contundentes, coincidían en este punto: queremos trabajo, debemos producir. Que solo se realice un filme de animación al año, y aún con fórceps, en un contexto que es referente del cómico, la ilustración y la imagen por computación, es un escándalo tan reiterado que ya ni escandaliza.

El sector audiovisual es público-privado por naturaleza, y no lo levantaremos si no asumimos que en los países de nuestro tamaño es más público que privado. Si ya es más público que privado, desde siempre, en los que multiplican nuestra población por ocho o diez, imaginad aquí. Más público, por la financiación, que las artes escénicas. Tan público, dejemos de engañarnos, como los grandes equipamientos.