Un movimiento migratorio de beneficio desigual

La fuerza de trabajo que representan los mexicanos en EEUU es fundamental para su crecimiento y dominio planetario

Donald Trump y Enrique Peña Nieto llegan a la rueda de prensa en la residencia presidencial de Los Pinos, ayer.

Donald Trump y Enrique Peña Nieto llegan a la rueda de prensa en la residencia presidencial de Los Pinos, ayer.

RAÚL DELGADO WISE

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La migración, y en particular la migración mexicana hacia Estados Unidos, se inscribe en una trama en la que las grandes corporaciones multinacionales se expanden hacia zonas periféricas en busca de fuerza de trabajo barata y recursos naturales. Los programas de ajuste estructural (basados en la tríada: apertura, privatización y desregulación) han tenido un impacto devastador en las economías de muchos países vecinos a EEUU.

Por un lado, desmantelan el aparato productivo nacional y generan una desbordante masa de población redundante o desempleada. Por otra parte, han abierto el camino a la maquilización de nuestras economías (el 80% de las exportaciones del país provienen de las plantas de ensamble bajo el disfraz de exportaciones manufactureras). Por contra, han provocado una desbordante migración laboral que, en esencia, es forzada. Como resultado, EEUU cuenta con el mayor número de migrantes indocumentados del planeta y se ha convertido también en el principal corredor de migración de tránsito del mundo, con todos los costos que ello implica en materia de inseguridad humana y desapariciones forzosas y muerte.

Respecto de la migración mexicana, algunos indicadores revelan su importancia estratégica para la economía y la sociedad estadounidense. El envejecimiento de la población nativa y el crecimiento de la demanda laboral, independientemente del traslado de partes del proceso productivo hacia el extranjero, suponen que una parte creciente de la demanda laboral en EEUU sea cubierta por población inmigrante. 

LOS 'ILEGALES'

La  demanda de fuerza de trabajo inmigrante por la economía estadounidense no se corresponde en nada con el número de visas otorgadas por el gobierno de aquel país, lo que muestra que la criminalización de vastos sectores de la población inmigrante, los 'ilegales', son fruto de una política de Estado encubierta que no solo Trump y sus seguidores, sino la mayoría de los analistas y ciudadanos estadounidenses, pasa por alto.

Tampoco el saldo es positivo respecto de las 'remesas'. Los recursos que los migrantes envían a sus familias no son un subsidio Norte-Sur ni una poderosa palanca para el desarrollo del país de origen, sino una modalidad de intercambio desigual que implica un subsidio Sur-Norte. Haciendo una estimación conservadora del costo de la migración para México considerando el costo de reproducción social del migrante a la edad y con el nivel educativos al llegar a EEUU (y teniendo en cuenta la cesta de la compra básica y el coste de la educación pública), cabe aseverar que el precio para México a lo largo del periodo del Tratado de Libre Comercio de América del Norte duplica al menos el total acumulado de remesas recibidas en el mismo lapso.

En las condiciones actuales, en contra de lo que esgrime Trump, estamos ante una modalidad de intercambio desigual que no solo rinde cuantiosos beneficios a la economía y sociedad estadounidense, sino que resulta indispensable para su crecimiento y dominio planetario.