Náusea, vómito, tras la penúltima provocación machista en un estadio

No hay palabras para calificar a quien dedica una pancarta a uno de los encarcelados por la violación de los 'sanfermines'

La pancarta con la que los Biris se acordaron del presunto violador.

La pancarta con la que los Biris se acordaron del presunto violador. / periodico

IOSU DE LA TORRE

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La náusea regresa cuando un canalla se atreve a colgar una pancarta en un campo de fútbol (El Sadar, Pamplona) para saludar a uno de los cinco encarcelados por un juez tras la violación de una mujer en los sanfermines del 2016.

El vómito se dispara al conocerse que el valiente del trapo actuó en un partido precedido por un minuto de silencio en memoria de la última mujer muerta por un asesino machista y en apoyo de todas las víctimas de este fenómeno violento que no cesa.

Pamplona-Sevilla, el eje de esta penúltima barbarie.

La grada es el refugio de una especie para la que el diccionario se queda corto. ¿Cómo referirse a los miembros de esta turba? Bestias, salvajes, desalmados, fascistas, macarras, cabrones... Todas estas palabras son insuficientes para retratarlos.

El domingo quebraron el Osasuna-Sevilla. Otras veces se han apropiado del territorio de estadios sonoros, ruidosos, en ocasiones homicidas, como el Manzanares, el Camp Nou, el viejo Sarrià... Podría continuar hasta completar todas las esquinas de la Liga.

¿De dónde han salido? ¿Quién los mantiene? ¿Cuáles son sus referentes? Son preguntas que no obtienen respuesta y, por supuesto, no esperen obtenerlas de aquel entorno. Ese que da por normal la provocación colgada en la gradería. Honor a El Prenda, también conocido como El Gordo, apretándose los cojones como dedicatoria a unos violadores y ofensa a una sociedad agredida. Y el gesto más burdo, para la víctima.

El abogado del encarcelado por ‘lo de los sanfermines’ se ha apresurado a justificar la pancarta de El Sadar tras la presunción de inocencia de su cliente. Quizá debería atender de nuevo al juez que decidió mantener en prisión a los cinco prendas hasta que se dicte sentencia.