EN CLAVE EUROPEA
Rodillo conservador en la UE
La elección del conservador italiano Antonio Tajani como nuevo presidente del Parlamento Europeo, en sustitución del socialista alemán Martin Schulz, completa el monopolio del Partido Popular Europeo (PPE) de las presidencias de las tres instituciones políticas clave de la Unión Europea (UE) y se añade a las de la Comisión Europea, con el luxemburgués Jean-Claude Juncker, y del Consejo Europeo (y presidencia de facto de la UE), con el polaco Donald Tusk, que ya controlaba desde el 2014.
El líder del grupo popular, Manfred Weber, estima que la elección de Tajani facilitará además la renovación esta primavera del mandato de Tusk al frente de la UE por otros dos años y medio, pese a la oposición del Gobierno polaco, en manos del ultraconservador Ley y Justicia (PiS) y rival de la Plataforma Cívica de Tusk. El ministro polaco de Asuntos Exteriores, Witold Waszczykowski, volvió a atacar a Tusk el 2 de enero calificándolo de "icono del mal y la estupidez".
EL FIN DE LA GRAN COALICIÓN
La pugna entre populares y socialistas y la división entre los eurodiputados crearon la situación extraordinaria de que fueron necesarias cuatro votaciones para que Tajani consiguiera una mayoría suficiente. Para obtener la victoria, el grupo popular se vio obligado a pactar con los euroescépticos británicos y polacos del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), tercer grupo en importancia de la Eurocámara. El pulso entre populares y socialistas ha roto su tradicional gran coalición, que había garantizado una amplia mayoría parlamentaria estable durante más de una década para la aprobación de la legislación europea.
El grupo popular ha elegido ahora a los liberales como socio privilegiado, lo que implica un giro a la derecha en las decisiones de la Eurocámara, en el que los populares pueden acabar dependiendo de los votos de sus nuevos aliados euroescépticos e incluso podrían tener que recurrir a la extrema derecha o los populistas para aprobar nuevas normativas que choquen con la oposición de los socialistas, la izquierda unitaria y los verdes. Los euroescépticos de ECR han indicado que están dispuestos a cooperar en la política de austeridad, las medidas contra la inmigración y el reforzamiento de la lucha antiterrorista.
PACTO EN EL ÚLTIMO MINUTO
El acuerdo del último minuto del grupo popular con los euroescépticos para lograr la presidencia de la Eurocámara choca con el pacto proeuropeísta suscrito previamente con el grupo liberal. Su líder, el belga Guy Verhofstadt, en una enésima maniobra, renunció a su candidatura a cambio de más poder para los liberales y tapar así su fallida operación de captar a los populistas italianos del Movimiento 5 Estrellas.
El pacto de los populares con los euroescépticos debilita la posición de la Eurocámara en las negociaciones sobre la salida de Gran Bretaña de la UE, ya que los británicos son la principal fuerza del grupo. El líder de ECR, Syed Kamal, ya ha advertido que espera que Tajani cumpla su promesa de ser "neutral". El mismo pacto también puede dar oxígeno al Gobierno ultraconservador polaco y debilitar la firmeza de la UE ante su deriva autoritaria, ya que el partido PiS que gobierna Polonia es la segunda fuerza de ECR.
DEBILIDAD SOCIALISTA
La derrota del líder del grupo socialista, Gianni Pitella, ha mostrado la debilidad de los socialistas, que carecieron incluso de la habilidad necesaria para obtener el respaldo de la izquierda unitaria, que prefirió abstenerse. Durante el reparto de cargos institucionales de la UE en el 2014, los socialistas se conformaron con el puesto de ministra de Asuntos Exteriores de la UE para la italiana Federica Mogherini (un cargo con escaso poder real) y la presidencia de la Eurocámara durante la primera mitad de la legislatura y dejaron en manos de los populares los puestos mucho más decisivos de la presidencia de la Comisión Europea y del Consejo Europeo.
En este año electoral clave en Holanda, Francia, Alemania y con probables elecciones anticipadas en Italia y Austria, el principal objetivo de los socialistas es desmarcarse de las políticas que aplica la UE, en especial la de austeridad, de la que durante años se han hecho corresponsables. "Se ha acabado la gran coalición", insisten los eurodiputados socialistas, al considerar que les ha conducido a "un callejón sin salida" y con los populares "cada vez más prepotentes y arrogantes". "Hay que repolitizar los debates. No hay nada peor que las grandes coaliciones para matar a la socialdemocracia", reconocía esta semana el eurodiputado socialista francés Emmanuel Maurel.
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