Asumir errores y hacer justicia

El Gobierno no pide perdón a iniciativa propia sino por obligación, tras el informe del Consejo de Estado

Comparecencia de la ministra de defensa  Maria Dolores de Cospedal en el Congreso

Comparecencia de la ministra de defensa Maria Dolores de Cospedal en el Congreso / periodico

ASTRID BARRIO

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La ministra de Defensa, Maria Dolores de Cospedal, ha comparecido a petición propia propia ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados para dar explicaciones acerca del cambio de criterio del gobierno en relación al accidente del Yak 42 que en mayo de 2003 causó la muerte a 75 personas, 62 de las cuales eran militares que regresaban de una misión en Afganistán. Un cambio de criterio que ha consistido en reconocer  que se cometieron errores y, aunque en tiempo de réplica, en pedir perdón por ello.

Ya desde el momento en que se produjo el accidente, este estuvo rodeado de polémica. Por un lado porque el Gobierno del PP a través del entonces ministro de Defensa Federico Trillo negó sistemáticamente cualquier responsabilidad en haber evitado la tragedia. Y eso que a pesar de que había  numerosos indicios del mal estado de la aeronave, una circunstancia al parecer, acerca de la cual diversos militares, ya habían llamado la atención en reiteradas ocasiones. Por  no hablar de las deficiencias detectadas en la contratación y en los seguros que sembraron de dudas los mecanismos de supervisión y control del ministerio.  En segundo lugar por el penoso proceso de identificación de las víctimas en el transcurso del cual se produjeron varios errores y que agravaron innecesariamente el  sufrimiento de los familiares.  Y en último término por la actuación del propio ministro cuyo argumentario se encontraba repleto de imprecisiones, vaguedades cuando no directamente de falsedades y por el trato,  en demasiadas  ocasiones poco apropiado,  que  el ministro dispensó a los familiares de las víctimas.

14 AÑOS DESPUÉS

Y ahora, 14 años después,  otro gobierno del PP ha reconocido que hubo errores, ha asumido la responsabilidad patrimonial del Estado y ha pedido perdón tras verse obligado a honrar la memoria de las víctimas. Pero si lo ha hecho  no ha sido a iniciativa propia sino porque se ha visto obligado tras haberse filtrado el informe del Consejo de Estado que así lo reconocía.  Con la asunción de errores el Gobierno se compromete a hacer todo lo que esté en su mano para evitar que catástrofes como esta se vuelvan a producir-  lo que incluiría medidas técnicas como mejorar la supervisión y el control de los contratos y  de las condiciones del personal- y pidiendo perdón hace un reconocimiento explícito al dolor que se ha infringido a los familiares de las víctimas.  Una acción que  aunque sea de naturaleza intangible tiene un elevado contenido simbólico porque implica  un reconocimiento sin el cual difícilmente se podía hablar de justicia

Sin embargo la  asunción de errores y la petición de perdón no ha ido acompañada de la depuración de ningún tipo de responsabilidades políticas. El flagrante no cese de Trillo como embajador en Londres la pasada semana fue una buena prueba de ello. Porque si se admite que ha habido errores lo que cabe esperar ahora es que se identifiquen a los responsables políticos y se tomen decisiones al respecto.