Todo sigue pendiente en el PSOE

Qua hasta ahora solo se haya postulado Patxi López corrobora la sensación de provisionalidad

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CARLOS ELORDI

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Lo más revelador de lo ocurrido en el comité federal del PSOE de este sábado es el plazo inusitadamente largo que la comisión gestora ha fijado para que el partido de los pasos procesales que lo saquen del marasmo en que se encuentra. ¿Por qué hacen falta cuatro meses y medio para celebrar las primarias y cinco para el congreso? La única respuesta posible a esa pregunta es que quienes hoy mandan, en precario, en el PSOE necesitan todavía mucho tiempo para controlar la situación interna. O, lo que es lo mismo, que ésta aún se les escapa de las manos.

El hecho de que, salvo Patxi López, la 'tercera vía', ningún candidato potencial a la secretaría general haya querido hasta el momento confirmar su intención de presentarse para el cargo corrobora esa sensación de provisionalidad inquietante. Susana Díaz y Pedro Sánchez siguen sin confirmar que aspiran a ser elegidos. Porque seguramente creen que la batalla interna que se sigue librando los quemaría en poco tiempo. O porque aspiran a sumar nuevos adeptos a su causa.

La comisión gestora y quienes están tras de ella, es decir, los barones de los territorios en los que el PSOE obtiene más votos, controlan el día a día de la vida del partido. Y además mandan sobre el grupo parlamentario socialista. Que es el órgano que está haciendo la política del momento, la de los acuerdos que permiten gobernar al PP, tratando de sacar el máximo de contrapartidas a ese apoyo. Con esas fuerzas a su favor, se diría que no hay duda de que el bloque dominante tiene el futuro congreso ganado de antemano. Y que Susana Díaz, su candidata in péctore mientras no se demuestre lo contrario, es la futura secretaria general.

MULTIFORME SECTOR CRÍTICO

Lo que ese bloque no puede garantizar, y por eso alarga los tiempos, es que el partido no se rompa en pedazos si la victoria de los que mandan de hecho, se produce sin más. Es decir, si en los próximos cuatro meses no se reducen de manera significativa las dimensiones del multiforme pero muy nutrido sector crítico. Esa necesidad augura nuevas batallas. Que se librarán a lo largo y a lo ancho de todo el partido, prácticamente en cada agrupación.

En abril, el comité federal se reunirá de nuevo. Esta vez para aprobar la lista de los afiliados que tendrán derecho a votar en las primarias. No cabe descartar que entonces se decidan exclusiones por motivos disciplinarios: algunos críticos acaban de eludir una por abrir un local situado cerca de la sede oficial de Ferraz, en Madrid, y el ambiente está tan tenso que pueden surgir iniciativas similares, contrarias a los usos y las normas del partido. Pero el gran asunto de esa reunión será la decisión sobre el PSC, sobre si los 17.000 afiliados catalanes pueden o no participar en las primarias.

En el bloque que manda en el PSOE hay muchos que quieren que no lo hagan. Por antiguos resentimientos, porque el PSC apoyó a Sánchez, porque sus diputados votaron “no” a Mariano Rajoy. Y también, o sobre todo, porque no parece que sus delegados vayan a apoyar a Susana Díaz. Si su voluntad se impone, la ruptura entre el PSOE y el PSC será un hecho.