Dos miradas

Gilipollas

Un poco de fraternidad no resolvería el conflicto entre Catalunya y el resto de España, pero lo haría bastante más llevadero

Toni Martín Iglesias

Toni Martín Iglesias / periodico

EMMA RIVEROLA

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Toni Martín Iglesias, vicesecretario de Coordinación Política del PP de Andalucía, se sintió como un gilipollas al pasar unos días en Catalunya y comprobar que no estaba en territorio hostil. Curiosa confesión y curiosas las reacciones colosales que ha provocado. La primera es obvia: todos queremos que nos quieran. Al panadero le encanta que alaben su pan, el escritor agoniza por tener una buena crítica y el actor busca los aplausos. Al fin, algo que une al unionista, el federalista, el independentista o el indiferente: los halagos, el reconocimiento, el buen rollo…

Curiosa también la confesión porque parte de un cargo del PP. Lo que demuestra que a Martín Iglesias, además de dejarse llevar por un momento de exaltación de la amistad, o bien le trae al pairo la actitud de su partido o ni siquiera es consciente de los destrozos que el PP ha perpetrado en las relaciones entre Catalunya y el resto de España. Un ejemplo más de la capacidad de la propaganda para convertirnos en víctimas de sus simplezas. Queda la posibilidad de que el hombre sea un peón de la 'operación diálogo', pero, observando su éxito y la torpeza con la que avanza la dichosa maniobra, no queda duda de que Martín Iglesias va por libre. Una anécdota no es categoría. El independentismo es algo más que un sentimiento, pero para muchos es una necesidad más emocional que racional. Un poco de fraternidad no resolvería el conflicto, pero lo haría bastante más llevadero.