Las estadísticas de la infidelidad
El lunes infiel
La primera semana después de las fiestas navideñas es la que registra mayor número de engaños amorosos
¿Ha empezado usted una relación adúltera justamente esta semana? ¿Ha pensado que le agradaría hacerlo? ¿Ha fantaseado con ello? ¿Se ha apuntado a una página virtual de contactos? Si ha hecho algo de todo lo anterior, tiene que saber que la originalidad no es su fuerte: está usted actuando exactamente igual que un alto porcentaje de la población de entre 30 y 55 años en los países católicos. Es decir, están todos ustedes buscando al mismo tiempo el modo de echar una canita al aire. Menudo festín.
El dato procede de los portales de emparejamientos virtuales: la primera semana después de las fiestas navideñas es la que registra mayor número de infidelidades amorosas. Y todo esto empieza un día, uno muy en concreto, que bate todos los récords. Ahora que somos tan aficionados a ponerle a las cosas y a las fechas nombrecitos en inglés, podríamos bautizarlo como el Cheating Monday, el lunes infiel. O el lunes de las infidelidades, comparable en popularidad y seguimiento al Black Friday o al Ciber Monday.
Como sus compañeros, el Cheating Monday cambia sus fechas año tras año. Este año ha caído el día 9. El segundo lunes después de la Navidad en los países en los que la Epifanía no es festivo -como Estados Unidos- y el primero después de fiestas para nosotros. De modo que si está leyendo estas líneas atormentado por su comportamiento infiel o acaso por el descubrimiento de una aventura de su pareja, consuélese, no es tan grave como parece: es mera estadística.
LAS RAZONES
Tras el dato, lo mejor son las razones que nos abocan a la infidelidad posnavideña, según los entendidos. Las muchas horas de convivencia familiar forzosa, en primer lugar. Tanto aguantar al cuñado, a la suegra, a la abuela o al novio de la hija mientras se degluten hidratos de carbono y se repiten, como en un ritual tribal e incivilizado, situaciones, batallitas y anécdotas no podía ser bueno. Todo eso genera mucho estrés. A los chimpancés enjaulados les pasa lo mismo cuando se les mira fijamente, dicen.
La diferencia es que a los chimpancés se les protege y a nosotros no. De modo que sentimos hartazgo (lo cual evidencia que no soportamos a nuestra propia familia) y este genera un fuerte deseo de libertad. Otra explicación es la necesidad de comenzar el año con nuevos proyectos que siente un alto porcentaje de la humanidad. Como si así llegáramos a creernos que el tiempo avanza o que el avance del tiempo puede cambiar algo. Año nuevo, amantes nuevos. Está claro que no soportamos nuestra vida.
El Cheating Monday es, demostrado queda, una necesidad acuciante, insoslayable. No se sienta usted culpable si está poniendo los cuernos, ni desgraciado si se los han puesto. Debería ser una tradición. Un modo de mimarse, como ir a que nos den un masaje, o de compensar la grisura de la cuesta de enero. Los cuernos salen más baratos que ir al cine o al teatro. Eso explica que la tendencia a la infidelidad se mantenga todo el mes y solo remita en febrero que, como todo el mundo sabe, es el mes de los gatos, bichos infieles y libres por naturaleza.
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