Editorial

El abismo entre rentas en Barcelona

Lograr una ciudad más equitativa en todos sus barrios requiere una política continuada y coordinada de iniciativas sociales, educativas y económicas que hay que plantear sin dilación

Ciutat Meridiana, en Nou Barris, el barrio con mayor proporción de desahucios de Catalunya.

Ciutat Meridiana, en Nou Barris, el barrio con mayor proporción de desahucios de Catalunya.

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El informe sobre la renta familiar del 2015 en Barcelona confirma, con pocas variantes en relación a periodos anteriores, que los estragos causados por la crisis han dibujado un mapa de la ciudad en el que las diferencias entre los barrios más ricos y los más pobres son abismales. «Se ha detenido una tendencia y ahora se ha de revertir». Son palabras de Gerardo Pisarello, primer teniente de alcalde, que expresan el deseo de que la brecha no se agrande pero que chocan con la certeza de unas cifras que nos hablan, por ejemplo, del aumento del índice de pobreza en seis de los diez barrios con menor renta de Barcelona.

Un dato significativo del informe es comprobar el descenso paulatino de lo que entendemos por clase media, que en pocos años ha pasado de ser casi el 60% de la población barcelonesa a convertirse en un 44% del total, en paralelo al aumento, en su conjunto, del número de ciudadanos en la franja de rentas bajas. Al mismo tiempo, y a causa del fenómeno de la 'gentrificación' (nuevos residentes con más recursos que los antiguos vecinos en barrios de moda), se da el caso de distritos con notables diferencias internas, con ascensos ocasionados en esas zonas delimitadas. Revertir la tendencia, o al menos suavizarla o procurar que el boquete no sea tan escandaloso, requiere tiempo y una política continuada y coordinada de iniciativas sociales, educativas y económicas que Barcelona debe plantearse sin dilación, porque el objetivo no puede ser otro que lograr una ciudad más equitativa.