EL AMFITEATRO

En la muerte de Georges Prêtre, un director enérgico y elegante

Había dirigido a Maria Callas y a la generación de grandes voces de los años 70 y 80, entre ellas, a Plácido Domingo.

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ROSA MASSAGUÉ

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El pasado año fue malo para la música. Se nos fueron muchos intérpretes y todos buenísimos. El año recién empezado no parece mejor. El día 4 se fue el director francés Georges Prêtre. Tenía 92 años y posiblemente la única batuta que quedaba que había dirigido a Maria Callas. Y no solo eso. También ejerció una importante influencia en la carrera de la mítica soprano.

Prêtre, francés, fue un típico caso de no haber sido profeta en su tierra. Durante muchos años su relación con el público --o con la parte más ruidosa del público aquejada de nacionalismo musical-- y con los músicos, no fue buena, pese a haber estrenado 'La voix humaine' (1959), de Francis Poulenc. Por el contrario, Milán y Viena le acogieron con los brazos abiertos como el gran director que era. Dirigió a los mejores de toda una generación de cantantes, la que triunfaba en los escenarios en los años 70, 80 y 90.

Dirigió a Callas en numerosas ocasiones y de esta relación musical dan testimonio las grabaciones de 'Carmen' y 'Tosca'. También respondieron a su batuta voces como las de Shirley Verrett, Nicolai Ghiaurov, Fiorenza Cossotto, Cecilia Gasdia, Alfredo Kraus, Samuel Ramey o Tatiana Troyanos. El no va más del momento. Y, naturalmente, también dirigió a Luciano Pavarotti y Plácido Domingo. Este último, en uno de los grandes momentos de su larguísima carrera, fue un Hoffmann impresionante bajo la batuta de Prêtre en la Royal Opera House Covent Garden, en la temporada 1980-81. Aquellos fueron unos 'Cuentos de Hoffmann' de campanillas. La puesta en escena, suntuosa, era del director de cine John Schlesinger y acompañaban a Domingo, Luciana Serra, Ileana Cotrubas y Agnes Baltsa, un trío difícil de mejorar.

Algún genio de márquetin de Covent Garden decidió atraer al público diciendo que en esta producción de la ópera de Offenbach había un desnudo integral por primera vez en la historia de aquel teatro. No hacía falta esta forma artera de llamar la atención. Además de que el desnudo fue visto y no visto, la comunión de todos los elementos --desde luego, todos buenos-- bajo la dirección del francés hicieron grande aquella producción de la que existe un DVD.

También dirigió a Domingo en la versión cinematográfica de 'Cavalleria Rusticana' y 'Pagliacci', realizada por Franco Zeffirelli.

De su trabajo con Prêtre los cantantes siempre apreciaban el conocimiento profundo que tenía de la voz. Tras muchos años de bajar al foso orquestal de los teatros, Prêtre empezó a dedicar más tiempo a la música sinfónica. Siempre con su sonrisa en los labios y su aspecto atlético, pero extremadamente elegante, en los últimos años se acercaba al podio con pasos pequeños y ligeros y lo subía dando un saltito. Dirigía con su peculiar estilo en el que marcaba un ritmo siempre enérgico, un estilo que ha sido calificado de francés en oposición al alemán. Pese a ello, o quizá por ello, el público que más le adoraba era el austriaco.

Deja un legado discográfico en el que destacan numerosas grabaciones, muchas de ellas de referencia, en particular de música francesa. Es una pena, pero Prêtre no dirigió en el Liceu.