El 'procés' nos desea un feliz 2014

El soberanismo vuelve a la "pantalla pasada" del referéndum, ignorando que uno pactado no sería de independencia y unilateral sería solo otro simulacro

Ada Colau, Carles Puigdemont, Carme Forcadell, Oriol Junqueras, Raul Romeva

Ada Colau, Carles Puigdemont, Carme Forcadell, Oriol Junqueras, Raul Romeva / MF

ENRIC HERNÀNDEZ

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Punxsutawney es una mancomunidad de Pensilvania famosa por celebrar cada 2 de febrero el ‘Groundhog Day’, centenario ritual consistente en observar a un mamífero cuya conducta predeciría el fin del invierno. Esta simpática tradición fue popularizada por la película ‘Atrapado en el tiempo’, en cuyo ‘remake’ catalán, el ‘procés’ soberanista, el roedor no es marmota sino hámster, y en vez de vaticinar la llegada de la primavera da vueltas en la rueda del referéndum independentista

12-12-2013: Artur Mas pacta con los líderes de ERC, ICV y la CUP la pregunta y la fecha de la consulta: el 9-N del 2014. Junto al ultimátum al Estado, le expresan su deseo de pactar la cita.

8-4-2014. Emisarios de CiU, ERC e ICV piden permiso al Congreso para celebrar una consulta legal. Les es denegado por amplísima mayoría.

27-9-2014: Mas convoca la consulta, que una vez suspendida por el Constitucional sustituye por un simulacro bautizado como “proceso participativo”, igualmente anulado.

9-11-2014: De los 6,3 millones de catalanes llamados a las urnas –los mayores de 16 años, incluidos los extranjeros con tarjeta de residencia-- participan 2,3 millones, el 36% del censo.

3-8-2015: Mas convoca para el 27-S unas elecciones que bautiza como “plebiscitarias”: “Serán el referéndum que no nos han dejado hacer.”

27-9-2015: El independentismo cosecha el 47,8% del voto en sus ‘plebiscitarias’.

14-6-2016: “El referéndum a efectos prácticos ya está hecho”, sentencia Mas.

28-9-2016: “O referéndum o referéndum”, repone Carles Puigdemont.

23-12-2016: El “común denominador” de la cumbre por el referéndum es “la voluntad de celebrarlo de forma acordada con el Estado”, anuncia el ‘president’.

Como hace tres años, el ‘procés’ felicita las fiestas y desea un próspero año a los catalanes con una propuesta de doble filo: tiende la mano al Estado para pactar el referéndum mientras lo pergeña unilateral. Para ganar tiempo, el hámster da otra vuelta de 360 grados y regresa a la “pantalla pasada” del 2014, ignorando que un referéndum pactado con el Estado no versaría sobre la independencia. Y que si fuera unilateral acabaría, en el mejor de los casos, en otro simulacro.