Pequeño observatorio

Dormir y despertar jugando a vivir

Recuperamos nuestra identidad al despertar después de vivir horas como si el tiempo no existiera

Una niña en edad escolar, en su habitación, a punto de irse a dormir.

Una niña en edad escolar, en su habitación, a punto de irse a dormir.

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Pocos días después de haber publicado en este diario un artículo sobre Leonard Cohen, poeta y cantante, leo que murió al sufrir una caída nocturna en su casa. Su mánager precisó: «Murió mientras dormía y se cayó de la cama». Siempre me ha intrigado saber qué nos pasa cuando estamos durmiendo. La definición de 'sueño' es esta: «Estado fisiológico que constituye el período de descanso en que la conciencia y la voluntad son suspendidas total o parcialmente, y las funciones orgánicas son disminuidas.

Pero lo que me ha interesado más, desde hace tiempo, es lo que pasa tras despertar. Justo cuando recuperamos nuestra identidad, consultamos el despertador para situarnos en el tiempo. Hemos vivido horas sin que el tiempo exista porque no nos empujaba ni acompañaba. Si no me equivoco, mientras dormimos el cerebro no descansa, pero dejo a los especialistas en estas difíciles materias de exploración de la vida cerebral. Lo más habitual, pienso, es despertarse sin recordar nada, porque la conciencia del presente se impone de forma instantánea e implacable. Hablo en general, claro, porque hay gente que tiene la capacidad de resucitar sus sueños, de revivirlos. A veces son agradables, a veces angustiosos. «He tenido una pesadilla...».

LA PROFUNDIDAD DEL SUEÑO INFANTIL

No recuerdo qué poeta, tal vez un cantante, habla de la niñez. Alude a la tranquilidad y la profundidad del sueño infantil, pero no sabemos. Nos conformamos con una apariencia. «Duerme como un angelito...». Puede que los ángeles están durmiendo cuando los malvados se despiertan.

Sentirse vencido por el sueño es, algunas veces, francamente desagradable. Hay que ser prudente con el sueño, porque a veces nos ataca a oleadas. Tal vez fue el enemigo de Cohen, que cayó de la cama y murió. Quizá soñaba que se levantaba para ir a encontrar a la Marianne de la canción, que había desaparecido de su vida.