ADIÓS A UN MITO

¡Pa lo que sea, Fidel!

Mi primer viaje a Cuba, en 1991, me inspiró para escribir el guion de un cómic titulado 'Cohibas Connection'

Fidel Castro y Mandela

Fidel Castro y Mandela / periodico

CARLES SANTAMARIA

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En aquel mes de julio de 1991, la Guerra Fría se estaba derritiendo tras la caída de los regímenes de la Europa del Este mientras la misma URSS se hallaba al borde del colapso. Era el inicio del llamado período especial en Cuba, una época llena de restricciones porque se había cerrado el grifo de la ayuda de los países del extinto COMECON.

Fidel Castro tenía, sin embargo, sus propios motivos para mostrarse exultante. La Habana albergaba los Juegos Panamericanos donde Cuba iba a exhibir todo su potencial deportivo frente a Estados Unidos. El 26 de julio de 1991, fecha de la conmemoración del asalto del Cuartel Moncada, iba a tener lugar el mitin en el que Nelson Mandela, liberado un año antes, era el gran invitado. Me hallaba yo de vacaciones en Cuba en aquellas fechas aunque, como periodista del diario 'El Observador', me propuse como buen 'Tribulete' enviar crónicas a la redacción del diario por teléfono. 

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Conocí en La Habana a un tal Almeida, un revolucionario desencantado que había sido teniente coronel del Ministerio del Interior cubano. Si no has estado en la isla resulta complicado explicar la facilidad con la que se hacen amistades. El buen hombre se ofreció a llevarnos a Matanzas a otro periodista amigo, Miguel Ángel Gea, y servidor para ver el mitin en persona. Llegamos a la plaza Victoria de Girón (Bahía Cochinos) y nos mezclamos con el gran gentío congregado hasta situarnos a unos cincuenta metros del escenario en aquella asfixiante tarde de verano. En la tribuna de invitados ilustres se encontraban un derrotado Daniel Ortega, que había perdido las elecciones en Nicaragua, y un todavía revolucionario Lula da Silva.

Nelson Mandela agradeció desde la tribuna la intervención cubana en Namibia, que había impedido al régimen del 'apartheid' acabar con el Congreso Nacional Africano. (CNA) Había camiones cisternas de agua para que los asistentes no nos deshidratáramos. Mandela exclamó: "El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una enorme contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África".

EL ALIADO SOVIÉTICO

Una hora y media de entusiasta discurso de Mandela, con traducción consecutiva, y le llegó el turno al Comandante en Jefe. Yo estaba dispuesto a vivir la experiencia de seguir un discurso suyo de principio a fin. Tras elogiar la lucha de Nelson Mandela, Castro recordó a las decenas de miles de cubanos que habían estado luchando en diversos países de África en los últimos 15 años. Las amenazas que se cernían sobre el aliado soviético no fueron ajenas a su discurso: "La URSS atraviesa problemas muy serios, es impredecible la evolución de los acontecimientos; esperamos que evolucionen de la forma más positiva posible". Sin embargo, más tarde clamaba de manera profética que la Unión Soviética no sucumbiría y se mostraba orgulloso de que escuelas cubanas llevasen el nombre de Lenin.

Llevábamos cerca de tres horas escuchándole de pie y nuestras fuerzas empezaron a flaquear, a pesar del incansable entusiasmo de los cubanos que nos rodeaban. Decidimos seguir el discurso por la radio en el coche de vuelta a La Habana. El bueno de Almeida nos explicó un chiste para amenizar el viaje: "Llega un hombre a su casa con una gallina viva y le dice a la mujer: la matamos y la cocinamos. A lo que la mujer le responde que no tiene ni aceite, ni arroz, ni gas para ello. El hombre resignado suelta a la gallina, que entusiasta sale cantando el lema revolucionario del momento: '¡Pa lo que sea, Fidel!, Pa lo que sea, Fidel'". Aquel primer viaje me inspiró para escribir el guion de un cómic dibujado por Bartolomé Seguí titulado 'Cohibas Connection' donde un detective privado español iba a Cuba a hacer un negociete con los famosos puros y salía trasquilado.