tú y yo somos tres

Cortejo fúnebre con escopetas

ferran Monegal

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Tras el fallecimiento de <b>Rita Barberá</b>, el acompañamiento fúnebre ha producido repuntes de audiencia. Es natural: ha sido -está siendo- un cortejo funerario lleno de golpes bajos y navajazos entre los asistentes. Eso es muy espectacular y vistoso, por más horroroso que pueda parecer. Celia Villalobos fue de las primeras en tener un gran éxito. Fue cuando se dirigió a Susanna Griso en 'Espejo público' (A-3 TV), y en general a todos los medios, y soltó: «A Rita la habéis condenado a muerte». Y Albert Castillón le tuvo que recordar: «Tu partido la eliminó de su militancia, eso es lo que de verdad la destrozó». Otro insigne y destacado alto cargo del PP, Rafael Hernando, se ha unido al navajeo declarando públicamente que a la señora <b>Barberá</b> «la han linchado las televisiones», a las que calificó de <b>«hienas que practican periodismo de escrache»</b>. Preguntado a qué televisiones se refiere, contestó: «La Sexta especialmente». Inmediatamente le ha contestado Ferreras desde 'Al rojo vivo', advirtiendo: «Hernando es uno de los talibanes más importantes del PP. El derecho a la información no lo entiende. Prefiere los medios que son su felpudo (..) Están aprovechando la muerte de Rita Barberá para evitar que continúe la presión sobre la corrupción». En el programa 'El cascabel' (13 TV) también se han sumado al sepelio, pero variando el objetivo de su bombardeo. El presentador Antonio Jiménez nos decía con airado acento: «Mezquina e inhumana actitud la de Unidos-Podemos y demás cuates populistas. Acto abyecto y miserable (..) El populismo comunista, Podemos lo hace con las tripas y desde el odio». O sea, que el seguimiento televisivo de este fúnebre cortejo, en lugar de ofrecernos un paisaje piadoso y recogido, nos ha enseñado que lo que están haciendo algunos es usar a la fallecida como escopeta. Creen que disparando y disparando contra la información, evitan su propia responsabilidad para con la persona muerta. Hombre, no es normal este tipo de sepelio, aunque la Historia nos ofrece casos curiosos.

En el año 323 aC, el rey de Egipto Ptolomeo I se presentó con un ejército en el entierro de Alejandro. Los macedonios creyeron que se sumaba a rendir tributo al muerto. En realidad lo que hizo fue robar el cadáver y enterrarlo por su cuenta para humillar a Macedonia. Aquello fue tremendo. Lo de menos era el muerto. Solo lo querían como herramienta de castigo al adversario. ¡Ah! La Historia siempre es luminosa.