INTANGIBLES
El irresoluble problema del déficit público
El actual modelo europeo de impuestos facilita el endeudamiento sin límite
Eduardo Martínez Abascal
Profesor de IESE
EDUARDO MARTÍNEZ ABASCAL
En mayo pasado, el gobierno italiano acordó con la Comisión Europea los límites de déficit público. Ahora el gobierno italiano envía los presupuestos a Bruselas y se salta la previsión de déficit. Para evitar un no europeo al presupuesto italiano el primer ministro Renzi calienta el ambiente citando el dinero gastado en las víctimas del terremoto de Amatrice o los 2 billion (miles de millones) gastados de más en Sanidad. Todo esto nos suena familiar pues lo mismo ocurre en España.
Al final, probablemente la Comisión Europea aceptará el presupuesto italiano (como aceptará el español), con un pequeño tirón de orejas. La realidad es que la CE no tiene alternativa. Insistir en los recortes es ahondar en el sentimiento antieuropeo que va creciendo en todas partes. Y además Renzi es pro-europeo y no quieren debilitar a alguien que está a favor, no sea que venga otro peor. Lo mismo podríamos decir de Rajoy y España.
Y menos mal que existe la UE y el control presupuestario. Si con este control el déficit es crónico, ¿qué no sería sin la presión exterior de la UE? Los políticos de cada país, harían de su capa un sayo y el que venga atrás que arree.
Es un tema conocido, el problema del déficit público es crónico. En los últimos 35 años, muchos países no han tenido nunca superávit (Francia, Italia) y los que lo han tenido (UK, España, Alemania) ha sido durante apenas 2 o 3 años y muy pequeño. ¿Se imaginan una empresa que perdiera dinero durante 30 años seguidos? Bueno, no se lo pueden imaginar porque esa empresa no existe.
¿Y por qué este problema es crónico y de hecho irresoluble? Por dos factores.
El ciudadano, sobre todo en Europa, es dócil y sumiso a la autoridad y no tiene consciencia de los impuestos que paga y por tanto de lo que le cuesta a su bolsillo la administración pública. Además el gobierno oculta esas cantidades.Ejemplo sencillo: nuestra nómina no recoge todos los impuestos que pagamos al Estado. Sería muy fuerte ver que destinamos el 40% o 50% de nuestro salario a la cosa pública. Esto produce la falsa sensación de que no pagamos mucho y recibimos mucho del Estado que a la postre parece que cuida de nosotros de modo casi altruista. Es la historia de lo del dinero público no es de nadie que decía la ministra Calvo del Gobierno Zapatero.
Además, no hay alineación de incentivos. Cuanto más gasta un gobierno más puede pavonearse y más votos saca. Y si restringe gastos pierde votos. Así, ¿qué político se va arriesgar a los recortes? Además puede gastar mucho pues hay dinero o se pide prestado ya que el BCE y la UE de algún modo salen garantes de la deuda. Y si al final hay mucha deuda, el muerto se lo cargará el que venga detrás.
En esta situación veo casi imposible que baje el déficit y sobre todo, que el dinero de todos (el dinero público) se gaste de manera racional, justa y eficiente.
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