EL REFERÉNDUM ITALIANO DEL 4 DE DICIEMBRE

La reforma constitucional de Renzi

La consulta se mueve en una fractura insalvable entre el frente del 'sí', los partidarios del primer ministro, y los del 'no', que agrupa a un heterogéneo conglomerado opositor

Matteo Renzi, durante una rueda de prensa en el palacio Chigi, en el mes de junio.

Matteo Renzi, durante una rueda de prensa en el palacio Chigi, en el mes de junio.

CESÁREO RODRÍGUEZ-AGUILERA

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La reforma parcial de la Constitución italiana que se someterá a referéndum el 4 de diciembre tiene objetivamente pros y contras, pero el problema político que ha desencadenado es el de la hoy insalvable fractura entre el frente del 'sí' (los partidarios de Matteo Renzi) y los del 'no' (un heterogéneo conglomerado que incluye a opositores de todo tipo). En otras palabras, más allá de los aspectos técnicos discutibles de la reforma -que los hay- se está desarrollando una campaña esquemática, maniquea y descalificadora, de ahí que, sea cual sea el resultado, dejará un poso negativo. 

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El primer error de Renzi ha sido el de mezclar en una sola consulta popular dos cuestiones realmente muy diferentes: la supresión del bicameralismo paritario y el recorte de la autonomía regional. En principio, los dos objetivos gozaban de consenso social mayoritario (60% antes del verano), pero con el paso del tiempo el actual equilibrio técnico entre ambas posiciones hace imprevisible el resultado final, en una consulta que tampoco suscita una gran movilización. El segundo error de Renzi fue el de personalizar la consulta al señalar que, en caso de derrota, cesaría como primer ministro, algo que después rectificó, pero que no ha podido impedir una dinámica polarizada (a favor/en contra de Renzi), lo que ha reducido el referéndum constitucional a un mero plebiscito personal de carácter instrumental en el que la pregunta concreta es secundaria.

EL ANACRÓNICO BICAMERALISMO PERFECTO

La propuesta de acabar con el anacrónico bicameralismo perfecto tiene mucho sentido ya que el actual modelo constitucional, aparte de insólito en las democracias pluralistas, es del todo disfuncional puesto que dificulta la formación y estabilidad de los gobiernos y complica innecesariamente el procedimiento legislativo. El problema es que la alternativa propuesta ha copiado mal el modelo alemán del Bundesrat al mezclar de modo incongruente representantes regionales y una cuota de alcaldes.

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Por su parte, es mucho más criticable la reforma regional -que, por ejemplo, resultaría políticamente explosiva en España- toda vez que se propone recentralizar competencias. En efecto, es como si el actual centroizquierda gobernante se hubiera arrepentido de la bastante avanzada reforma constitucional del regionalismo hecha en el 2001 puesto que el proyecto actual amplía competencias exclusivas del Estado central, elimina las competencias concurrentes al alegarse problemas constantes de interpretación y da un genérico poder de intervención a aquel en aras de un indeterminado 'interés nacional'.

EXAGERACIONES Y DESCALIFICACIONES

El problema son las exageraciones y las descalificaciones a veces crispadas que se están viendo en la campaña: los partidarios del 'sí' hacen notoria demagogia sobre el "abaratamiento" de los costes de la política que supondrá reducir el Senado a 100 miembros (frente a los 315 actuales, además de los cinco vitalicios) -los del 'no' afirman que bastaría reducir el sueldo a todos los parlamentarios sin tocar la Constitución para lograr el mismo efecto- y alertan sobre hipotéticos riesgos de inmovilismo permanente (si no se hace ahora la reforma, no se hará nunca) e incluso involución en caso de que sus propuestas no sean aprobadas. Por su parte, los favorables al 'no' afirman con tonos incluso apocalípticos que el nuevo Senado será "antidemocrático" y que si Renzi se sale con la suya su supuesto proyecto decisionista neoautoritario (el "partito della Nazione") será imparable.

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En el primer caso, los críticos hacen dos afirmaciones erróneas: 1) que un Senado de elección indirecta es antidemocrático y 2) que una cámara tan pequeña en comparación con una baja tan enorme (630 diputados) genera un desequilibrio sin parangón en el mundo democrático. Basta señalar, una vez más, el ejemplo del Bundesrat alemán (en el que se dan los dos hechos criticados) para desmentir tal tesis puesto que nadie considera que la cámara alta alemana sea "antidemocrática" (la cámara baja alemana tiene actualmente 630 miembros).

EL SORPRENDENTE ALINEAMIENTO OPOSITOR

Lo más sorprendente es el alineamiento estratégico objetivo de todos los grupos anti-Renzi que van desde el inclasificable Movimento 5 Stelle de Beppe Grillo, pasando por la derecha radical populista de la Lega Nord de Matteo Salvini, hasta Forza Italia de Silvio Berlusconi, aunque en este último caso con notoria ambigüedad calculada. Sin embargo, lo más llamativo es la disidencia interna del Partito Democratico (en general, de la "vieja guardia" excomunista) y la frontal oposición de notorios intelectuales progresistas. Esta  circunstancial coincidencia de tantas oposiciones pone de relieve dos problemas: 1) la "sacralización" de la 'Costituzione più bella del mondo', lo que es algo excesivo y erróneo, y 2) la simplificación maniquea y esquemática que siempre tienen todos los referéndums, como se ha podido ver en el Reino Unido, Holanda, Hungría o Colombia muy recientemente.

En suma, todo este heterogéneo conglomerado opositor está teniendo cada vez más protagonismo en la campaña, de ahí que en estos momentos el desenlace político para Italia sea del todo imprevisible ante esta crucial convocatoria.