Análisis

¿Por qué Donald Trump?

La polarización de la vida política de EEUU hunde sus raíces muy atrás

La victoria de Trump desencadenó una respuesta masiva de los jugadores de la NBA.

La victoria de Trump desencadenó una respuesta masiva de los jugadores de la NBA. / periodico

MANUEL ALEJANDRO HIDALGO

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Las elecciones en Estados Unidos concentraron una enorme atención a lo largo y ancho del mundo. Nada nuevo, siempre ha sido así. Quien acceda al Despacho Oval nos incumbe por la trascendencia de su poder y su influencia en el resto de los países. Sin embargo, en esta ocasión la particularidad del debate y el de un candidato, el finalmente elegido Donald Trump, ha suscitado una mayor atención.

Mucho se ha contado y mucho se ha dicho sobre cómo un personaje tan pintoresco, extravagante, radical y, a cuotas equivalentes, odiado y amado, haya finalmente podido convertirse en el 45º presidente de EEUU. Los politólogos han dedicado mucho tiempo y esfuerzo a tratar de explicar cómo esto ha sido posible, apoyándose en argumentos de todo tipo, algunos sostenidos en interesantes estudios y consistentes análisis.

UNA TENDENCIA ANTERIOR A REAGAN 

Sin embargo, estos análisis sobre las razones del éxito de Trump no son tan recientes como podríamos imaginar. Por el contrario, son muy anteriores a la carrera electoral de 2016. Incluso a que el propio Trump presentara su candidatura. La polarización de la vida política en EEUU, de la que Trump es digno hijo e incluso forjador, viene sucediendo desde hace ya algunas décadas. La existencia de un mayor distanciamiento entre los partidos, sus propuestas y sus mensajes, no es algo que venga generándose en los últimos años, sino que profundiza sus raíces en períodos más lejanos de los que podríamos considerar.

Así, por ejemplo, en un trabajo realmente interesante Michael Barber and Nolan McCarty muestran que la polarización política en EEUU podría haberse iniciado durante los años 60, y ya antes de las elecciones que llevaron a la presidencia de Ronald Reagan era considerada un hecho más que evidente. Sin solución de continuidad, y desde entonces, la brecha que separa a ambos partidos no ha dejado de aumentar cada vez que los estadounidenses han sido llamados a las urnas.

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Por esta razón, las teorías sobre las causas de la polarización política tienen una ya larga tradición en este país. No es extraño encontrar trabajos en los años 60 que tratan esta cuestión. No obstante, la constatación más reciente de que dicha polarización está alcanzando cotas jamás observadas ha impulsado de un modo innegable la cantidad de estudios, hipótesis y evidencias al respecto.

LAS CAUSAS DE LA RADICALIZACIÓN 

La principal pregunta que cualquier analista y académico desea responder cuando se enfrenta a este hecho es de dónde proviene y cómo se forja esta polarización de la política norteamericana. Concretamente, ¿proviene esta polarización política de un incremento en las diferencias sociales de los electores que se transmite hacia unas preferencias electorales más radicalizadas o, por el contrario, proviene de la radicalización, esta vez, de las diversas posturas defendidas por los distintos partidos y que incide sobre un electorado que debe optar por radicalizarse?

Respecto de la primera posibilidad, una explicación sería que la polarización de los votantes exija a los partidos distanciarse entre ellos, aclarar sus diferencias, hacerlas más evidentes. Los votantes ideologizados son más capaces, sienten mayores preferencias, cuando eligen entre partidos que son más distantes en el espectro político; por ejemplo, derecha e izquierda. Así pues, podría estar ocurriendo que ciertos elementos ajenos a la política estén influyendo en el electorado de tal manera que este se esté ideologizando, obligando así a los partidos a hacerlo a su vez (Van der Eijk et al., 2005; Lachat, 2008).

En cuanto a la segunda posibilidad, puede ocurrir que los partidos decidan polarizarse al pretender identificarse más claramente ante los votantes. Esta mayor polarización de los partidos, en particular a través de una identificación más agresiva con ciertos tipos de problemas que afectan a la población, puede influir asimismo desde arriba en la polarización del votante.

LOS PARTIDOS MARCAN LA PAUTA

Al parecer, ha existido un cierto consenso de que son los partidos, más que los votantes, los que han causado parte de esta polarización. En particular, lo que la evidencia parece mostrar es que una parte no desdeñable del aumento de la polarización podría explicarse mediante un asimétrico efecto de composición dentro de los propios partidos. Así, por ejemplo, de nuevo Michael Barber y Nolan McCarty observan que el avance sobre el conservadurismo del Partido Republicano puede explicarse por una polarización en sus posiciones políticas tanto en los estados del norte como los del sur. Sin embargo, en el Partido Demócrata parece avanzar y profundizar más su ideología de izquierdas en los estados del sur, paradójicamente cuna del tradicional conservadurismo norteamericano, lo que podría venir explicado por la mayor relevancia racial, el mayor peso de los votantes de raza negra.

Unido a este efecto de composición dentro de los propios partidos, Poole y Rosenthal (1996) y McCarty, Poole y Rosenthal (1997) afirman que la disminución de la heterogeneidad ideológica en cuestiones clave como son los derechos civiles, el aborto, las políticas económicas, las armas, etcétera… dentro de los mismos partidos haa llevado a estos a distanciarse más entre sí. Es decir, la reducción de las diferencias intra partidos ha elevado la distancia o diferencia entre partidos.

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En este sentido, muchos consideran que este distanciamiento entre los partidos republicano y demócrata ha facilitado el posicionamiento del electorado tanto en lo ideológico como en las preferencias de voto. A medida que se han distanciado los partidos y se han aclarado sus divergencias internas, ciertos estudios señalan que, efectivamente, ha habido un más claro ordenamiento de los votantes sobre el espectro ideológico en el que los partidos se posicionan. Por lo tanto, una primera explicación sería que los partidos y sus preferencias y posiciones sobre los problemas prácticos y morales del país han facilitado al electorado la toma de posiciones claras en cuanto al lugar ideológico en el que quieren situarse. Nunca antes estuvo tan relacionada la identidad ideológica con el voto efectivo (aquí y aquí).

AUTOSELECCIÓN DE LOS REPRESENTANTES 

Pero ¿ha existido a su vez una mayor polarización del votante por razones ajenas a los partidos? Desde los años 60 existe evidencia de que los representantes de los ciudadanos en las diversas composiciones del Congreso y el Senado están más polarizados que los votantes que les eligen. Esto puede tener sentido dada la existencia de una cierta autoselección de los propios representantes. Si estos destacan entre sus iguales es porque sus ideas y valores sociales, éticos y políticos son más depurados e intensos, hasta tal punto de que consideran de utilidad su participación en la vida política. Lo que se está argumentando no es, pues, si ha existido solo un aumento de la polarización de estos políticos y sus valores declarados, sino si lo acaecido es más coherente con la reducción de la brecha entre el votante y su previamente polarizado representante, motivado por elementos ajenos a la propia política.

LA IMPORTANCIA DE DONDE SE VIVE 

Recientemente, David Autor, David Dorn, Gordon Hanson y Kaveh Majlesi han publicado un trabajo donde muestran los efectos que sobre la polarización política ha podido tener la globalización económica en EEUU. Estos autores encuentran que en los distritos donde el efecto sobre la economía local de las importaciones chinas es intenso, los representantes moderados casi han desaparecido. Es más, en aquellos distritos donde la mayoría racial es blanca, la tendencia ha sido sustituir a anteriores representantes por otros mucho más conservadores dentro del Partido Republicano. Por el contrario, en los distritos con mayoría racial no blanca se han buscado sustitutos entre candidatos más ligados a posiciones liberal-demócratas. No solo es, pues, importante dónde vives para explicar el sentido de tu voto, sino las consecuencias de los cambios económicos recientes en la zona donde vives.

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Pero es que incluso no solo la globalización puede explicar la polarización de un electorado y la eliminación de la brecha que lo separa de unos representantes cada vez más distanciados unos de otros. Por ejemplo, en estas presidenciales se han hecho muchos análisis para entender cómo un candidato como Trump ha podido llegar tan lejos. Un análisis de Gallup muestra que existen ciertos grupos poblacionales homogéneos donde el apoyo a Trump es significativamente elevado: en particular los tenedores de hipotecas, en especial aquellos para los que el peso de los gastos en intereses son elevados comparados con sus ingresos.

ESTRÉS ECONÓMICO Y POLARIZACIÓN

Es evidente, pues, que puede existir una importante influencia entre lo que podríamos llamar el estrés económico, ejemplificado en la globalización y su influencia en las economías locales o los elevados costes financieros de las hipotecas, y la polarización del votante. Esta polarización parece finalmente cuadrar mejor con una polarización de partidos que no es reciente pero que sí parece encontrar más acomodo actual en un votante cuya confrontación económica se está traduciendo a través de sus preferencias en una mayor confrontación política. El resultado: Trump en la Casa Blanca.