Rufián, el nuevo lerrouxismo

Ni republicano ni de izquierdas, el diputado de ERC es un radical que actúa como un provocador contra los socialistas, exactamente lo mismo que Lerroux y con igual propósito

El dirigente de ERC Gabriel Rufián, en la tribuna del Congreso.

El dirigente de ERC Gabriel Rufián, en la tribuna del Congreso. / periodico

JOSÉ ZARAGOZA (diputado del PSC por Barcelona) / JOSÉ ANDRÉS TORRES (diputado del PSOE por Málaga)

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Marx comienza 'El dieciocho brumario de Luis Bonaparte' con una frase extraordinariamente feliz: "Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa".

Por desgracia, cuando la primera vez que se da un hecho histórico tiene ya un claro componente de farsa, su repetición da lugar a algo más degradado que una farsa: a un verdadero esperpento. Eso fue lo que vimos el pasado sábado en la sesión de investidura cuando el diputado Gabriel Rufián subió a la misma tribuna de oradores desde la que, durante el primer tercio del siglo XX, Alejandro Lerroux arrojara su veneno radical y populista sobre la sociedad española de la época.

El nuevo lerrouxismo tiene las mismas características que el antiguo, pero geográficamente invertidas. Esto es, Lerroux se mostraba radical y obrerista en Catalunya y sumiso a la derecha española en Madrid. Rufián, por el contrario, se muestra sumiso a la derecha catalana en Barcelona, y radical y obrerista en Madrid. Allí es aplaudido por los dirigentes de Unidos Podemos, y aquí es felicitado por la gente de PuigdemontMas Pujol.

EL MISMO PROPÓSITO

Ni republicano ni de izquierdas, el diputado Rufián es, más que nada, un radical, que actúa como un provocador contra los socialistas, exactamente lo mismo que Lerroux y con igual propósito. Pablo Iglesias Posse, el fundador el PSOE, aborreció siempre a Lerroux. En 1904, Iglesias fue encarcelado por lo que entonces se llamaba un delito de imprenta, y ahora llamaríamos un delito de opinión. En una intervención en el Congreso, Lerroux pidió al ministro de Gracia y Justicia que Pablo Iglesias fuera excarcelado. Este es un fragmento de la carta que el fundador del PSOE envió al mismo ministro en la que afirma: "conocedor que el diputado a Cortes señor Lerroux ha solicitado en el Congreso el indulto de la pena de arresto y multa a que fui condenado, y vengo cumpliendo, me interesa hacer constar en el mismo expediente que con motivo de esa pretensión se haya iniciado que no quiero recibir semejante gracia, estando decidido a permanecer en la cárcel hasta el término de la condena".

Cuenta en sus memorias el socialista Andrés Saborit que durante la Segunda República, ya muerto Pablo Iglesias, Lerroux encontró, en su ataque a los socialistas, el apoyo de los diputados agrupados en la extrema izquierda. El pasado sábado, el nuevo lerrouxismo contó con la aprobación de los diputados de Bildu, aunque con la censura de los diputados del PNV, y, como Lerroux en la Segunda República, en esta ocasión Rufián contó con el entusiasta aplauso de quienes se dicen a la izquierda del PSOE.

Claro está, el auténtico Pablo Iglesias, como buen socialista, era capaz de distinguir a un republicano de izquierdas de un radical al servicio de la derecha. No le ocurre lo mismo al hombre que lleva el nombre del fundador del PSOE pero cuya única obsesión es destruirlo, y destruir el trabajo de los socialistas a lo largo de los últimos 40 años. Es verdad que con los dos Pablo Iglesias sí se cumple la apostilla de Marx a Hegel, el primero fue un héroe trágico, el segundo es otra cosa.