AL CONTRATAQUE

Y Pedro Sánchez marcó la agenda

La masa de militantes socialistas están muy faltos de oxígeno y su exsecretario general se lo puede dar

Pedro Sánchez y Jordi Évole, durante la entrevista del 30 de octubre del 2016.

Pedro Sánchez y Jordi Évole, durante la entrevista del 30 de octubre del 2016. / periodico

JORDI ÉVOLE

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Creo que es inédito que el día de la investidura de un presidente del Gobierno, sea otro político el protagonista. De hecho, durante toda la semana Pedro Sánchez ha sido capaz de marcar la agenda mediática. Gol de su pequeño equipo de comunicación. Victoria en la primera batalla de una guerra que parece muy difícil que acabe ganando.

Sánchez reaparece el miércoles: "Mañana votaré 'no'. El sábado, ya veremos". Especulaciones durante 48 horas. El viernes a última hora convoca a la prensa para el sábado. Más expectación. El sábado, comparecencia, donde se ve que aquel candidato impostado de sus primeros días, aquel candidato de cartón piedra, nos muestra su lado más humano. Y ayer, 'Salvados'. Les tengo que decir que es un privilegio disfrutar muy de vez en cuando de una exclusiva. Cuando hueles las ganas que tiene el ciudadano de ver esa entrevista. Cuando te paran en el aeropuerto y te dicen: "Pregúntale por Susana… Y por Felipe". O un señor en el bar: "Oye, yo quiero saber qué le pareció lo de Rufián". (Por cierto, ¿qué le pasa a Rufián? ¿Es él o su caricatura? Para que tenga que salir ayer hasta el bueno de Tardà a decir que si alguien se ha sentido ofendido, ERC no lo pretendía. En el fondo, creo que el problema es que Rufián ha hecho el discurso menos catalán de los que se le recuerdan a un diputado catalán. Y algunos dicen por lo bajini "'No era això, Gabriel, no era això'").

Y sobre Pedro Sánchez, pues que creo que se ha quitado un peso de encima. Que habla con más libertad que nunca. Que ya puede decir tranquilamente que Catalunya es una nación, que el PSOE tiene que negociar con Podemos y con los independentistas, y pone nombres y apellidos a los poderes económicos y mediáticos que le presionaron para que no formase un gobierno alternativo. Es ya una tradición (y una pena) que los políticos hablen con más libertad cuando dejan el poder.

MISIÓN TITÁNICA

La misión de Sánchez es titánica, quijotesca. Se coge su coche, su rocinante, y se pone a galopar por España sin miedo a luchar contra los gigantes. Parece que la mayoría de la militancia socialista está con él. Pero no el aparato, que ya ha sido despiadado con Sánchez, y más que lo puede ser. Ni Josep Borrell Josep Borrellfue capaz de vencer a ese aparato cada vez más alejado de las bases. Nunca me pareció Pedro Sánchez un revolucionario, ni alguien con un carisma desbordante. Pero cuidado: la masa de militantes socialistas están muy faltos de oxígeno, y Pedro Sánchez se lo puede dar.

Si empezamos a ver actos en agrupaciones donde la militancia desborde las sedes, como consiguió Borrell en el 98, la inquietud puede volver a Ferraz. Claro que para que veamos esas imágenes tiene que haber medios comunicación allí. O no. Si Sánchez la lía en las agrupaciones, y los medios no le dan cobertura, el remedio será peor que la enfermedad porque en la era de las redes sociales ya no hay apagones mediáticos que valgan.