Tú y yo somos tres

El móvil en el canalillo y fregando

FERRAN MONEGAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No quería ser menos que las Campos o que Alaska Mario. O sea que <b>Ana Obregón</b> también quería tener en la tele su <i>reality</i>. Y el canal <strong>DKiss</strong>, y la productora Globomedia, se lo han montado. Se llama '<strong>Algo pasa con Ana</strong>'. Lo tremendo es que hemos descubierto que con Ana no pasa nada. Producción barata, protagonista sin el más mínimo gancho y aburrimiento colosal. Es raro. Con Ana Obregón, al menos, el disparate despendolado debería estar garantizado. Pero en este caso, ni eso.

El único momento un poco delirante fue cuando hizo la comedia de que las cámaras la habían pillado fregando, arrodillada, el suelo de su casa. Aguantó genuflexa 10 segundos. En su caso, una heroicidad. Y, como tenía las manos ocupadas, guardó el teléfono móvil en el canalillo, ese hermoso lugar de su frontis que ella siempre exhibe a cámara y que, por lo visto, le hace las veces de bolsa de viaje sobre la marcha.

Del enorme tedio que nos ha producido esta primera entrega, salvemos a Luna, su perro labrador. Este animal ha estado impecable. Ella se empeñaba en darle conversación. Pero Luna callaba. Ni un sonido salió de sus fauces. Contó Ana que Luna se acababa de mear en la alfombra. ¡Ah! Es un gesto sabio. Lleno de retranca. Es un detalle muy habitual en los animales cuando ven a los humanos haciendo la mona ante las cámaras. Una meada. Y basta. A buen entendedor, pocas palabras.

El canal DKiss no ha logrado más visibilidad con este programa (tuvo un 0,4% de cuota de pantalla), pero ha conseguido que los torpes como yo hablemos de Algo pasa con Ana, aunque no pase nada y sea solo una consecuencia de su propio horror vacui.

TRES MIL ARÚS

Está celebrando Alfons Arús sus primeros 3.000 programas (AruCitys, 8TV). Son 15 años. Para los tiempos que corren, es hazaña. Ha recibido mensajes de felicitación hasta del president de la Generalitat y del presidente del Barça. La cadena 8TV debería volver a plantearse cambiar de nombre otra vez. Sería más lógico que se llamase ArúsCuní TV. Ellos dos constituyen su única columna vertebral.

Abandonada la sana idea de instituirse en la gran televisión privada catalana -quizá porque se ha pactado no plantar cara a TV-3 jamás- 8TV sobrevive nada más; y eso gracias a sus dos admirables puntales. La llegada de Mediaset a su accionariado (40%) no ha cambiado el panorama. El intento de hacer un Sálvame en catalán (Trencadís) acabó en rotundo fracaso.