Dos miradas

¡Viva la muerte!

Doce de de octubre. Quizá no haya mucho que celebrar, pero sí mucho que recordar

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EMMA RIVEROLA

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Doce de octubre de 1936. Justo hace 80 años. En el paraninfo de la Universidad de Salamanca, los gerifaltes del golpe militar celebran el Día de la Raza. Preside la mesa el rector Miguel de Unamuno, filósofo, escritor y político (y vasco) que en un primer momento había apoyado la rebelión franquista. Toma la palabra un profesor que lanza una diatriba contra los separatistas vascos y los catalanes. El ambiente se caldea. Millán-Astray, el general mutilado en la guerra de Marruecos, califica a ambos pueblos de cánceres en el cuerpo de la nación. Se oye elgrito de la legión: ¡Viva la muerte! El viejo Unamuno rompe el silencio e improvisa un discurso histórico. Compara a Millán-Astray con Cervantes, ambos tullidos. Pero al general le niega la grandeza espiritual del escritor y le acusa de buscar el consuelo de una España mutilada, a su imagen y semejanza. En el paraninfo resuena: ¡Muera la inteligencia! Unamuno remacha: «Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España».

Esa guerra pasó, pero sigue siendo la nuestra. Y la tierra herida aún pare mutilados emocionales incapaces de persuadir, de pensar, con razón y derecho, en el bien común. Mañana es 12 de octubre. Quizá no haya mucho que celebrar, pero sí mucho que recordar.