IDEAS

Que no nos roben la calle

JOSEP MARIA POU

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Sentado en una de las muchas terrazas que ocupan calles y plazas de Barcelona observo el ir y venir de personas: el que pasea al perro como si el perro le paseara a él, la madre que acaba de recoger al pequeño en la guardería y se ríe pensando en la merienda sorpresa que dejó preparada en casa, el macizo que apura la sesión de 'running', envuelta la frente en rojo pañuelo de espinas, el que habla solo (y espera, a lo Machado, hablar a Dios un día), los recién llegados que buscan, maletón a rastras, el Airbnb perdido, y tantos otros, de paso apresurado, a la caza de taxi, a la caza de novio, a la caza de tiempo, a la caza de caza.

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Y me doy cuenta de que si alguien, de repente, me dejara sin terraza sería como dejarme ciego y sordo al tiempo, sin sentidos. Si alguien me quitara esa terraza sería como dejarme desahuciado en plena calle (curioso contrasentido), sin casa ni balcón al que asomarme. Porque en esa terraza desayuno yo cada mañana,  y comparto con clientes, vecinos, camareros, paseantes y entrometidos, los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches y hasta las buenas madrugadas (dentro del horario autorizado) cuando el clima lo permite, que es casi siempre en esta bendita Barcelona. 

Otras ciudades, a tiro de aeropuerto, me acogen siempre en sus terrazas. El mimbre de las sillas de las terrazas de París me ha dejado muchas veces el trasero a tiras, por las horas y horas que se ha posado en ellas, leyendo y mirando, leyendo y mirando. De las terrazas de Estambul y Ankara (y allí el clima no perdona) me llega el calor de las mantas con que te reciben al sentarte y el color del 'fisticli kesme dondurma', duro helado de verde pistacho, vencible solo con cuchillo y tenedor. De Londres, el rincón de Covent Garden  cuatro mesitas contadas-, junto a la iglesia de St. Paul, la de los actores. De Praga...

Que no nos quiten las terrazas. Que no las empequeñezcan, siquiera. Que no nos empequeñezcan. Que no nos roben la calle. Que nos dejen vivir al aire. A nuestro aire.