El debate educativo

Mucha innovación, poca inversión

Si en Catalunya no se dedican más recursos a la enseñanza, la equidad y la cohesión peligrarán

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PILAR GARGALLO

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Cuando hablamos de agendas, de horizontes y de saltos cualitativos de nuestro sistema educativo, hay que tener en cuenta diferentes factores: variables sociales, pedagógicas y políticas principalmente. Si nos centramos en las sociales, incrementamos la mirada en los sectores más desfavorecidos, porque estaremos de acuerdo en que los recursos deben ser para todos, para garantizar la igualdad de oportunidades, la no segregación y la calidad de nuestro sistema educativo.

El anuario de la Fundació Jaume Bofill presentado ayer se centra principalmente en las necesidades y retos de la educación del futuro en Catalunya. Volvemos a hablar de los conceptos de personalización del aprendizaje, de la equidad dentro del sistema, de la necesaria innovación, sobre la que llevamos apostando tantos años como Moviments de Renovació Pedagògica, y es entonces cuando se nos abren los ojos, vemos claros de nuevo los horizontes que nos planteamos, así como la necesidad política de caminar hacia una apuesta educativa de país. Las tasas de abandono escolar menguan, pero aún son alarmantes, los sectores desfavorecidos aún lo son más y la transferencia de la necesaria innovación, con sentido, con lógica pedagógica y social, debe transformar estas prácticas, estas etapas y esta sociedad tan desigual. Hace años que trabajamos por un cambio de paradigma en el sistema educativo, pero a menudo ha sido menospreciado por la Administración.

POLÍTICAS DE CONSENSO DE MÍNIMOS 

Desde el Marc Unitari de la Comunitat Educativa apostamos por políticas de consenso, muchas veces de mínimos, para intentar sacar adelante un gigante con pies de barro. Caminamos poniendo parches y luchando por la igualdad y la equidad, teniendo presente la profesionalidad y la alta capacidad de adaptación de los docentes, pero dentro de la incertidumbre de un sistema y una sociedad que deben hacer una apuesta económica de futuro que fortalezca este gigante.

Parte de los problemas que refleja el anuario son la falta de inversión en educación. Con más recursos, planteando cómo se dedican y no solo a lo que es más evidente (edificios, profesorado, etcétera), obtendríamos una mejora sustancial. Tenemos entre manos a nivel social y político una apuesta clara por la inclusión social, que tiene un gran componente educativo. Atender la diversidad, la exclusión, la financiación de guarderías, entre otros, deben ser el estandarte de la agenda político-educativa actual. Si no, la equidad y la cohesión peligrarán.

Expertos y agentes del mundo educativo pedimos la inversión necesaria que debe hacerse en educación. Difícilmente se pueden hacer cambios en el sistema si no hay una inversión planificada, firme y a lo largo de los años. Una vez más, nos encontramos con un estudio serio, que marca hitos y retos a alcanzar. Es de agradecer que existan instituciones que se dediquen a enriquecer el debate sobre la educación de nuestro país, dado que a menudo la propia Administración es poco autocrítica para llegar al fondo.