Al contrataque

Todos son radicales

¿Y si esperamos ahora a los resultados de las elecciones estadounidenses para formar gobierno?

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. / periodico

JORDI ÉVOLE

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¿Y si tras las elecciones gallegas y vascas esperamos ahora a los resultados de las elecciones estadounidenses para formar gobierno en España? Como ves, no tengo ni idea de cómo van a influir en la política española los resultados electorales de ayer. No sirvo para tertuliano. Tengo demasiadas dudas. Ahí va una: ¿qué quieren decir los políticos cuando hablan de radicalidad y moderación?

La semana pasada hubo un debate en este sentido entre <b>Iglesias</b> y <b>Errejón</b>. Iba de qué es mejor para obtener más votos, si ser radical o moderado. Algunos aplaudieron por el ejercicio de transparencia. Otros dijeron que era otro ejemplo de que la nueva política se parece mucho a la vieja. Yo me pregunté: ¿qué papel juega la sinceridad cuando las formaciones políticas establecen estrategias para captar votos?

Quiero que los políticos nos digan qué soluciones tienen a nuestros problemas, pero sin aditivos ni colorantes de radicalidad o moderación. Y si eso supone que te voten menos, mejor perder sin hacer teatro que disfrazarse para ganar. Al final, las caretas se acaban cayendo o te las arrancan.

Aunque algunos partidos no paran de repetir que son moderados, yo no los veo así. Todos me parecen radicales. Por ejemplo, los partidos supuestamente moderados acusan de radicales a los partidarios de la independencia de Catalunya. Pues, para mí, son tan radicales unos como otros: unos están radicalmente a favor y otros están radicalmente en contra. Sí, es cierto, hay quien es más ácido en sus reacciones y hay quien es más dulce. Son formas, y las formas son muy importantes, pero el fondo de la cuestión es el mismo: todos creen tener toda la razón.

EL SENTIDO COMÚN

El mismo Rajoy, que se etiqueta de moderado, ha afirmado: «Yo solo soy extremista del sentido común». Pues no hay nada más común que lo que piensa la mayoría, y la mayoría del Congreso decidió no apoyar su investidura: 180 votos contra 170. ¿Y cómo es que el presidente sigue sin dimitir si es un fanático del sentido común? La razón es simple: el sentido común es particular. Cuando te conviene lo que piensa la mayoría, eres extremista, un radical del sentido común. Y, si no te conviene, pasas de todo, y sigues dándotelas de moderado y acusando a otros de radicales. ¿O es que C's, por poner otro ejemplo, está moderadamente o radicalmente en contra de la inmersión lingüística?

Casi todos los políticos quieren parecer moderados para no dar miedo a los votantes, pero me dan más miedo los que disimulan que los que no se ocultan, como los llamados partidos antisistema. Sus ideas me gustarán más o menos, pero aplaudo su sinceridad. Dicen abiertamente que son antisistema y, por eso, les llaman radicales quienes se disfrazan de moderados. Pues los antisistema son tan radicales como los que están radicalmente a favor del sistema, de este sistema que tanto juega con las palabras y los ciudadanos.