La clave

El 'yonki del dinero'

Marcos Benavent, posa abanico en mano al llegar a los juzgados de València, ayer.

Marcos Benavent, posa abanico en mano al llegar a los juzgados de València, ayer.

JUANCHO DUMALL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el turbio mundo de la corrupción política en España siempre aparece el tipo que va a tirar de la manta y luego no lo hace. Recuerden a Luis Roldán, a Javier de la Rosa, a Luis Bárcenas. Fueron muchos los que, abandonados por sus amigos políticos y dejados en manos de la justicia, amagaban con revelar grandes secretos que iban a comprometer a los poderosos de verdad. Sin embargo, pocos han sido los que al final han pasado de una defensa destinada a salvar el propio pellejo a redimirse haciendo un servicio a la limpieza democrática denunciando hechos que vivieron en primera persona. Aquí la figura del arrepentido ha tenido escaso éxito.

Sin embargo, hay un caso en Valencia, el de Marcos Benavent, en el que sí se está tirando de la manta. El viernes declaró ante el juez que tanto el presidente del PP, Mariano Rajoy, como el entonces presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Campsconocían el <strong>cobro de comisiones ilegales</strong> a cambio de la adjudicación de contratos fraudulentos. Dijo también que el actual presidente del PP en València, Vicente Betoret, participaba en las reuniones en las que se repartía el dinero sucio.

BOMBA INFORMATIVA

Pero lo que sería una bomba informativa en condiciones normales no ha pasado de ser un tema secundario en los medios. ¿Por qué? En primer lugar, porque el foco de la información política está puesto estos días (estos meses) en el bloqueo para la formación de Gobierno y, por extensión, en las crisis internas que en el PSOE y Podemos está provocando esta situación de inestabilidad. En segundo término, porque en los últimos días hemos mirado más a Euskadi y a Galicia que a València. Y en tercer lugar, porque la puesta en escena del arrepentimiento de Benavent tiene, por desgracia, cierto tono de frivolidad.

Que el denunciante se haya autoimpuesto la etiqueta de 'yonki del dinero' no ayuda, aunque apunta al corazón de la corrupción: la codicia. Que además Benavent aparezca en los juzgados con un 'look' de discoteca de Ibiza de hace 20 años (coleta, pinza en el pelo blanco, chanclas y floridas camisolas) le coloca, injustamente, en los territorios del 'frikismo'.