El giro necesario del PSC

Para revertir la situación del partido, será mucho más fácil si se percibe como una opción de cambio y no una reliquia de otra época

Miquel Iceta, detrás de Àngel Ros, Meritxell Batet y Núria Parlon, en una reunión del consejo nacional del PSC.

Miquel Iceta, detrás de Àngel Ros, Meritxell Batet y Núria Parlon, en una reunión del consejo nacional del PSC. / periodico

DAVID LIZOAIN

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El PSC tiene más personas afiliadas que son mayores de 80 años que menores de 40. Eso dice mucho de la gran reserva de experiencia que el partido tiene acumulada, pero sobre todo de los retos que afrontará durante su próximo mandato. Los referentes del partido en los medios de comunicación, el mundo académico, y la sociedad civil se van jubilando; revertir la tendencia de erosión demográfica es una cuestión de supervivencia a medio plazo. Será mucho más fácil si se percibe al partido como una opción de cambio y no una reliquia de otra época.

El debate sobre el futuro del proyecto en los últimos años se ha centrado sobre cuestiones territoriales, como se puede ver con en el caso reciente de la mal llamada vía canadiense. Se busca recuperar una mítica centralidad. Pero con los datos del CEO en la mano, se puede comprobar que la distribución de preferencias del electorado catalán en el eje españolismo-catalanismo no se asemeja a una campana de Gauss. Hay un pico en la posición intermedia (el 5) y otro que corresponde al independentismo (10), con un valle por medio. En lugar de buscar la centralidad, lo que hay que hacer es escoger.

A cambio, la distribución de preferencias en el eje izquierda (0)-derecha (10) es mucho más convencional. Globalmente, el electorado se sitúa en un 3,87, el centro-izquierda. Los electores del PSC se sitúan en un 4,08. Y la población en su conjunto sitúa el PSC en el 5,06. Este dato nos indica que el PSC está a la derecha del electorado, a la derecha de sus votantes, y ni se considera una opción de izquierdas. Es una situación alarmante para cualquier partido socialista. Antes de su penúltimo congreso, un 85% de los votantes del PSC indicaron que el partido debería acentuar su perfil de izquierdas, y antes del último congreso un 65% opinaron lo mismo. Centrarse en los catalanistas moderados es ir a cazar un animal en peligro de extinción. Un giro hacía la izquierda y una aproximación al electorado son la misma cosa.

ACUERDOS CON LA IZQUIERDA

Se tiene que leer la posible investidura del PP, que en Catalunya se sitúa muy cerca de la extrema derecha (8,74), en esta clave. Tras dinamitar los equilibrios territoriales y degradar hasta niveles insospechados las instituciones, no es sorprendente que se trate al PP como un partido tóxico. El sentido de Estado aconseja apartarles del Gobierno cuanto antes. Y desde la lógica de recuperar apoyos, es mucho más coherente la vía marcada por el PSC en Badalona - un cordón sanitario contra un candidato del PP que comparte el lenguaje de la derecha radical europea - o el pacto con los 'comuns' en Barcelona, que no los acuerdos con las partidos de la derecha en las otras capitales de provincia.

Más allá de las políticas de alianzas, tocará una actualización programática porque el contexto no es el que era. Para ser una opción de futuro, es obligatorio saber leer el presente pero también las tendencias emergentes. Los países industriales han sido sacudidos por una combinación de la globalización, la automatización, y el declive forzado de los sindicatos. El resultado es que los mercados laborales son cada vez menos capaces de generar empleo con salarios dignos para el conjunto de la población. En Alemania solo han logrado el pleno empleo a coste del despliegue masivo de unos 'minijobs' con salarios irrisorios.

El estancamiento de los ingresos combinado con el aumento del coste de la vida es una receta para el aumento masivo de la precariedad. Urge un mayor papel público en la provisión del agua y la energía, el mercado de vivienda, y los servicios de atención para revertir esta tendencia. Es decir, un modelo que fortalezca al Estado, no uno que rebaja los impuestos para atraer casinos. Ante salarios insuficientes, no quedará más remedio que compensar mediante un salario social, fortaleciendo el Estado del bienestar y aumentado la redistribución y por lo tanto la recaudación de impuestos.

FEDERALISMO Y REDISTRIBUCIÓN

Solo a través de la coordinación a escala española, europea, y global, podrán los gobiernos gravar la riqueza que circula. Resulta que el federalismo es necesario sobre todo por motivos sociales. El soberanismo fiscal atenta contra las posibilidades de garantizar el bienestar. Por eso, los conservadores aprovecharon del 'Brexit' para amenazar con convertirse en un paraíso fiscal flotante. Que Apple pueda minimizar sus impuestos de tal manera es consecuencia de una Europa construida a medias. Para predicar la redistribución, hay que predicar el federalismo. Existe un espacio amplio para un partido que defienda ambas cosas con firmeza.