¿Por qué no me quieres como quiero?

Tomàs Navarro

Tomàs Navarro

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Cómo quieres que te quiera? Yo te quiero como puedo. Te quiero yo y te quieren mis miedos y mis deseos. Te queremos todos mis monstruos y fantasmas. Te queremos como podemos. Nadie me enseñó a amar. Lo poco que sé, lo aprendí a partir de retales de realidad y de fantasía. No sé amar ni ser amado. Voy improvisando. Yo y mis fantasmas. Yo y mis miedos. Yo y mis sueños. Yo y mis fantasías.

 Te quiero yo y todas mis relaciones pasadas. De cada relación aprendí una valiosa lección; pero una lección que no siempre fue acertada, ni tan siquiera cierta. A veces me culpé, a veces me culparon. ¡Qué mal que acaban los primeros amores! Intenté sanar algunas heridas, pero no sé si lo conseguí. Quiero quererte yo solo, pero a veces te quiero yo y mis desamores.

 Te quiero como me quisieron. No, mejor de lo que me quisieron. Por lo menos lo intento. Sé lo que es no sentirse querido. Sé lo que es estar solo al lado de alguien. Pero también sé lo que es no pisar con los pies en el suelo, sentir el corazón palpitar y la obsesión por ver al ser querido. Sé lo que no quiero que sientas y sé lo que quiero que sientas; pero no sé si los dos queremos lo mismo. Te quiero como aprendí, a base de amores y desamores, de besos y de golpes, de ilusiones y de desilusiones, con esperanza y con miedo.

 Te quiero como imaginé. Construí una imagen de ti, de tus miedos, de tus deseos, de tus fantasmas y de tus necesidades. Algunas me las dijiste tú, otras las imaginé. He intentado afinar en mis predicciones y no equivocarme. He imaginado lo que has vivido y lo que quieres vivir a mi lado y he tratado de convertir tus deseos en realidades.

 Te quiero como quiero que me quieras. Yo me quiero. No ha sido tarea fácil, ni rápida, ni dulce. Quizás nunca me han querido, quizás no como yo hubiera querido. No me quise hasta hace poco, relativamente poco, pero ahora me quiero y quiero seguir queriéndome. No tengo más referencias que yo mismo. Trato de quererte como quieres, pero sin darme cuenta aparece el único punto de referencia que tengo.

 Te quiero como creo que quieres. Creo. No sé qué es lo que quieres. Quizás tu tampoco. Por eso, si me das la mano, si hablamos, si me lo dices, quizás pueda quererte como quieres que te quiera. Puedo intentarlo, pero me temo que nunca te querré como yo no quiera quererte. El amor no es un cheque en blanco. El amor es un edificio que se va construyendo piso a piso.

 No sé cómo quieres que te quiera. No sé si te quiero bien o mal, pero sí que sé que me gustaría quererte mejor, por ti y por mi. ¿Qué te parece si nos olvidamos de querernos como queremos, de tratar de unir dos amores, dos pasados, dos quimeras y dos ideales y empezamos a construir nuestro amor?

 ¿Qué tal si decidimos cómo queremos querernos?

 Me hubiera encantado leer algo así hace 20 años. Aquí lo dejo. Esperando que te sea de tanta utilidad como me hubiera sido a mi...