Dos miradas

Sin Pitarras

Catalunya tiene una tendencia casi congénita a mezclar los ideales más altos con la parafernalia más burda

cartell

cartell / NEUS MASCAROS MARTÍNEZ

JOSEP MARIA FONALLERAS

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No nos engañemos. Lo que hemos convenido en llamar el 'procés' también tiene una vertiente pitarresca, en referencia a Pitarra, el adalid de la comicidad popular del XIX. Hoy le llamaríamos 'friki'. Como escribió el historiador Xavier Fàbregas, "la palabra 'pitarrisme' designa el mal gusto literario, la chapuza". En este mundo hay de todo: junto a discursos bien trabados hay payasadas, caminan de la mano las reflexiones ideológicas y las actitudes más chabacanas. Catalunya, en concreto, tiene una tendencia casi congénita a mezclar los ideales más altos con la parafernalia más burda.

Ahora, Toni Albà se disfrazará de Felipe V para combatir, en un pregón alternativo, el pregón de la Mercè que leerá Pérez Andújar. Está en su derecho. La capacidad humana de hacer el ridículo no tiene límites. También está el derecho a defender que un escritor que piensa diferente que nosotros sea el encargado de abrir las fiestas. Para Pilar Rahola, Pérez Andújar "defecó sobre el independentismo". Uy, sí. Yo dije hace poco que el 11-S era una coreografía con un huevo frito que se mueve al ritmo de un minué. ¿También he defecado? Por el amor de Dios. Que no se cumpla lo que afirmó un manifiesto hace tiempo, que somos "una sociedad incapacitada para la discusión y la ironía". Es decir, para la inteligencia. No me gustaría vivir en un lugar así. Me gustaría vivir en un lugar sin Pitarras que salvaran la patria a partir de la intolerancia disfrazada de humor.