Análisis

Una medida para caminar hacia una economía circular

El veto francés a las vajillas de plástico crea incomodidad, pero no es en absoluto una medida exagerada

Francia veta los platos de plástico, vasos y cubiertos de este material.

Francia veta los platos de plástico, vasos y cubiertos de este material. / BC

JOSÉ MARÍA BALDASANO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Varios países ya han prohibido las bolsas de plástico; en Catalunya se ha firmado un acuerdo entre el Govern, los fabricantes y el sector comercial para tener reducido en el año 2020 un 90 % su uso, y desde enero de este año no son gratis. Pero Francia quiere ser el primer país en introducir una restricción a la vajilla de plástico. Esta medida limita el uso de vasos, cubiertos y platos de plástico. En principio se pensó introducirla en el año 2017, pero finalmente se dará de plazo a los productores hasta el año 2020 para asegurarse de que los vasos y platos desechables vendidos en el país provengan de fuentes biológicas. El plástico deberá ser reemplazado por materiales biodegradables.

Puede parecer una decisión exagerada, pero no lo es en absoluto. Es una medida que está orientada a modificar hábitos y costumbres muy recientes, y que al principio introducirá rechazo e incomodidades. Tiene una alternativa primera rápida, que es utilizar material de cartón. Otro aspecto muy importante: los fabricantes franceses no se sienten preocupados, pues fabrican principalmente vajilla de cartón, mientras que la vajilla de plástico es proporcionada mayoritariamente por importadores. El mercado total de vajillas desechables se estima para Francia en 1.300 millones de euros anuales, lo que nos indica lo significativo de la decisión y que su efecto inmediato sobre la economía francesa debería ser limitado.

¿Cuál es el objetivo de la medida? Esencialmente, reducir la contaminación causada por los plásticos desechados dentro del marco del nuevo paradigma que representa la economía circular, opuesta a la economía lineal de extraer/producir/consumir/tirar. Pero también persigue reducir la cantidad de material plástico que llega a los ríos y océanos, que sirve de falsa alimentación a los peces y que posteriormente nos llega a nosotros. El objetivo es reducir los residuos. Es decir, reducir «la energía utilizada para la fabricación de estos productos, la emisión de gases de efecto invernadero y la contaminación ambiental causada cuando se desechan».

¿Cuál es la razón? El creciente uso de estos platos en la restauración, fiestas, bautismos, reuniones, etcétera. Una de cada tres celebraciones de este tipo se hace con vajillas desechables. Por no hablar de la comida para llevar: las ventas de mostrador han tenido un crecimiento superior al 100% en los últimos años y exceden al servicio de mesa. Su tiempo de uso en muchos casos es nulo. Un vaso de plástico tirado al aire libre tiene años de impacto en la naturaleza antes de degradarse. Lo que hemos lanzado a la naturaleza desde hace 30 años, ni usted ni yo veremos su desaparición total de nuestro entorno.