Editorial

Guindos no aclara nada del 'caso Soria 2'

El ministro, enviado por Rajoy a explicarse en el Congreso, no se apea del guion ya exhibido y concita las iras de la oposición

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El acceso del exministro José Manuel Soria a la dirección ejecutiva del Banco Mundial quedó neutralizado la semana pasada, cuatro días después de hacerse público el apoyo del Gobierno a la pretensión del exministro de Industria. La ola de indignación ciudadana al saberse que quien en abril había tenido que dejar el Ejecutivo por la puerta de atrás (por haberse beneficiado de la ingeniería fiscal panameña) quería entrar ahora por la puerta principal en una institución muy bien remunerada obligó a Mariano Rajoy a pedir a su amigo la renuncia a ese objetivo. Punto final de la operación desde el punto de vista administrativo. Pero había responsabilidades políticas por un dislate tan clamoroso, y no han quedado saldadas con la comparecencia de ayer del ministro de Economía en el Congreso.

En su larga intervención ante la Comisión de Economía, Luis de Guindos no aportó ningún argumento que pudiera introducir ni tan siquiera un asomo de duda sobre la absoluta improcedencia de promover a Soria al Banco Mundial. Su tesis de que el exministro era el funcionario más indicado para ese puesto es completamente inconsistente, porque es inimaginable que alguien que ha evitado pagar los impuestos debidos sea idóneo para el gobierno de una entidad que debe velar por la transparencia financiera internacional. Tanto o más endeble es la explicación de que no se podía vetar a Soria porque no está inhabilitado ni investigado judicialmente, un burladero retórico, porque el delito político del dirigente canario es mucho mayor. No es de extrañar que Guindos recibiera duras críticas de todos los grupos de la oposición, incluido Ciudadanos, con el que el PP había firmado, en vísperas de la sesión de investidura de Rajoy, un acuerdo que incluía precisamente la limpieza en la actividad política.

Todo en este caso tiene el aire del peor disimulo: desde las maniobras de la presidenta del Congreso para que el asunto se haya debatido en comisión y no en el pleno, hasta el silencio de Rajoy, que ha empujado a Guindos a salir a la palestra para no ver él más deteriorada su imagen cuando está abierta la pugna por la Moncloa. Tras la sesión de ayer ha crecido la convicción de que el Ejecutivo no dice la verdad ni sobre los motivos por los que quería promocionar a Soria ni sobre la pulcritud del proceso.