LARGO PLAZO

La España anodina

OLGA GRAU

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España nunca había sido tan insignificante y anodina en las altas esferas del poder económico internacional como durante el mandato del PP. Y la irrelevancia en el mundo de la diplomacia se paga cara, especialmente cuando las leyes que afectan a la vida diaria de los ciudadanos se toman a muchos kilómetros de distancia. Insustancial es la presencia española en los altos cargos de la Comisión Europea, donde tan solo se ha logrado una cartera menor para Miguel Ángel Arias Cañete, cuya esposa por cierto aparece en los papeles de Panamá. Joaquín Almunia había ocupado la vicepresidencia de la CE y la cartera de Competencia en la anterior etapa.

Tampoco en el Banco Central Europeo (BCE), donde reportan ahora todos los bancos españoles, se ha logrado una silla tras vencer el mandato de González Páramo. De hecho, a España le correspondía un alto cargo en el consejo de gobierno por el peso que tiene el país en términos de PIB, pero el candidato que presentó Luis de Guindos en el momento de la renovación fue un profesional con un perfil muy poco ajustado a las exigencias del BCE. En Fráncfort no se andan con chiquitas, aunque a un país le toque por cuota un cargo, debe cumplir un perfil. Antonio Sáinz de Vicuña (director del Servicio Jurídico del BCE) era jurista, no economista. Como consecuencia de esta mala elección, España ha pasado los peores años de su crisis bancaria sin peso en el BCE. Y tampoco está en cargos relevantes en el mecanismo de rescate europeo (MEDE) ni en el supervisor (MUS) ni en el Banco Europeo de Inversiones (BEI), OCDE o Banco Mundial.

Pero en entre las pifias españolas en la escena económica internacional sin duda la mayor fue el abandono de Rodrigo Rato de la dirección ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI). Es un puesto con rango de jefe de Estado, como explica el ministro de Guindos en el libro 'España amenazada' (editorial Planeta), en el que no desvela las causas de la huida de Rato, aunque reconoce que hay una gran "rumorología" al respecto.

Sorprende de este libro escrito por Guindos, con el claro aval de Mariano Rajoy (el presidente escribe el prólogo), que no aborde la levedad con la que España se sostiene en la escena internacional tras años de crisis en la eurozona. Resulta paradójico que el Gobierno del PP centre en la recuperación económica su discurso electoral y descuide su presencia en los organismos internacionales. En política existe la tentación de pensar que detrás de una estrategia sostenida en el tiempo siempre hay razón oculta. Pero tristemente detrás del proceso de borrarse de la escena internacional no hay más que incapacidad.