Análisis

En funciones también en Europa

Rajoy sabe que la batalla del reequilibrio en la UE es a largo plazo, pero es ahora cuando se empiezan a trazar las líneas

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POL MORILLAS

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Al igual que en política interna, Mariano Rajoy prefiere los tempos largos en sus relaciones con Europa. La condición de presidente en funciones se suma a la creencia de que las crisis de la Unión Europea no se resolverán de inmediato, por lo que no cree necesarios grandes esfuerzos diplomáticos en momentos de interinidad. De este modo, el Ejecutivo en funciones mantiene un perfil bajo en los debates que empiezan a proliferar sobre el futuro de la UE.

El primero de estos debates tuvo lugar en la isla italiana de Ventotene entre los mandatarios de Alemania, Francia e Italia, al que Rajoy no fue invitado (según sus portavoces, por no ser España un país fundador de la UE). En la cumbre se esbozaron las relaciones entre el nuevo triunvirato de los grandes de la UE, en el que Italia aspira a reemplazar el vacío dejado por el Reino Unido tras el referéndum del brexit.

TAMPOCO ESTARÁ EN ATENAS

Rajoy pudo alegar en ese caso la ausencia de invitación, pero sorprende más que no haya mantenido un encuentro bilateral con Angela Merkel durante la gira diplomática de la cancillera a finales de agosto, cuando se reunió con una docena de líderes europeos. Estos encuentros sirvieron para preparar la reunión informal de jefes de Estado de Bratislava del 16 de septiembre, la primera en la que se discutirá el futuro de una UE sin el Reino Unido. Rajoy ha decidido no estar presente tampoco en la reunión que Alexis Tsipras ha convocado para mañana con los líderes del sur de Europa, dada su condición de en funciones. Francia, Italia y Portugal, entre otros países, hablarán en Bratislava sobre la crisis de los refugiados, la zona euro y la posición de la Europa del sur. Es probable que Rajoy no haya querido rodearse de mandatarios de izquierda (a excepción del líder chipriota) para no perjudicar su relación con Merkel. Pero si algún día reclama la solidaridad de los países del sur, es también probable que Tsipras y compañía le reprochen su ausencia en Atenas.

LÍDERES DEBILITADOS

Las crisis que azotan a la UE son de largo recorrido, y ninguno de sus líderes está hoy en condiciones de promover ideas revolucionarias sobre el futuro de la Unión. Merkel está debilitada tras el sorpasso de la extrema derecha en las elecciones regionales de Mecklemburgo-Antepomerania, François Hollande está en la cuerda floja cara a las presidenciales del 2017 y Matteo Renzi tiene comprometido su futuro político si no supera el referéndum constitucional del 2 de octubre. Por ello, ni Ventotene, ni Atenas ni Bratislava trazarán una hoja de ruta definitiva para la Europa del futuro.

Rajoy sabe que la batalla se juega en el largo plazo. Confía en que cuando el Reino Unido invoque el artículo 50 del Tratado de la UE, él seguirá ocupando un lugar destacado en la mesa del Consejo Europeo como representante de la quinta economía de la Unión. Pero es ahora cuando se empiezan a trazar las líneas maestras de los nuevos equilibrios entre los estados de la UE a raíz del brexit. No estar presente en las discusiones previas equivale a llegar un tanto rezagado el día del pistoletazo de salida.