La rueda

El futuro puede ser mucho peor

Lo más grave es que la política se aleja de la realidad de las cosas. Crucemos los dedos

Mariano Rajoy y Pedro Sanchez.

Mariano Rajoy y Pedro Sanchez. / PW TH**LON**

CARLOS ELORDI

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Parece que no pasa nada. Que el desastre político en curso no tiene consecuencias. Porque el PIB sigue creciendo: gracias al petróleo barato, a los bajos tipos de interés, a los salarios de miseria y a que el déficit público sigue creciendo. Pero, aparte de que todo eso se va a acabar, y a no mucho tardar, lo que está ocurriendo es que se está deshaciendo sin remedio el sistema político que se ha ido construyendo en las últimas décadas. Y que en el horizonte no se atisba fórmula alguna de recambio del mismo. Nos abocamos irremisiblemente a una situación de marasmo.

Ninguna fórmula milagrosa que evite unas terceras elecciones, ni lo que pueda salir de ellas, puede frenar esa deriva. ¿Qué suerte le espera a un Gobierno de minoría que lo primero que deberá hacer será recortar el gasto público en 10, 15 o 20.000 millones de euros? ¿O lidiar, sin recursos para resolverla, con una crisis catalana que inevitablemente tiende a hacerse cada vez más aguda?

La crisis económica y la gestión absolutista y corrompida del PP han socavado para siempre las bases del bipartidismo, que era la clave de bóveda del sistema. Las urnas lo han confirmado dos veces seguidas. Pero no han gestado una alternativa al mismo. El resultado del cambio electoral no ha supuesto un avance en términos sustanciales. Ha debilitado tanto a los dos mayores partidos que los ha inhabilitado para propiciar cualquier iniciativa de mínimo calado, pero no ha conferido a ninguno de los dos nuevos la capacidad necesaria para influir decisivamente en la agenda. Y ahora unos y otros se limitan a hacer lo que pueden para tratar de sobrevivir.

Lo más grave no es que la gente se esté alejando de la política, que se esté perdiendo lo que quedaba de ilusión. Lo peor es que la política se está alejando de la realidad de las cosas. Crucemos los dedos.