La rueda

Renace la democracia cristiana

Demòcrates de Catalunya vuelve a los orígenes con un perfil social más acentuado

ANDREU PUJOL MAS

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Unió se ha visto obligada a presentar un ERE y tiene su sede en venta, todo para intentar saldar una deuda que asciende a 19 millones. Mal final para unas siglas históricas que, bajo la dirección con mano de hierro de Duran Lleida, se habían transformado en un partido lobista, alejado de la realidad social del país y convertido en la sucursal catalana de la política de amiguismo del palco del Bernabéu. Una situación perfectamente ejemplificada por la icónica foto de Duran en una suite del Palace de Madrid con un copioso desayuno delante.

Ya hacía demasiado tiempo que Unió se había desviado de su razón de ser y que había perdido toda la conciencia social que la había caracterizado en los tiempos de su fundación. Entonces, conservador moral y progresista socialmente, situado a la izquierda de la Lliga, el partido se había mostrado partidario de medidas sociales como la ley de contratos de cultivo y, durante la guerra civil, fue leal a la democracia y a la Generalitat.

Hoy parece que hay un viraje de la democracia cristiana catalana. Demòcrates de Catalunya está mostrando un perfil social más acentuado que el de Convergència. Por poner algunos ejemplos, Demócrates, a diferencia de CDC, ha rechazado el concierto a colegios que segregan por sexo y ha apoyado la iniciativa 'Anem a Mil', que defiende un salario mínimo interprofesional de mil euros. Otros democristianos han optado por participar en las listas de ERC. Es el caso de Joan Capdevila, diputado en el Congreso por Barcelona, y de Laura Castel, senadora por Tarragona que se estrena tras las elecciones de junio. Ambos provienen de la militancia crítica de UDC. Paradójicamente, la democracia cristiana catalana no ha podido volver a los orígenes hasta que su organización decana se ha encontrado en vías de desaparición.