Análisis

La fragilidad del gran vecino turco

El alejamiento de Turquía de los valores europeos se acelerará ahora tras el intento de golpe

Policías turcos detienen, la noche del sábado, a unos militares del Ejército de Turquía tras el fallido golpe de Estado

Policías turcos detienen, la noche del sábado, a unos militares del Ejército de Turquía tras el fallido golpe de Estado / periodico

CARLOS CARNICERO URABAYEN

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Lo único que le faltaba a una Europa saturada de crisis que no sabe cómo gestionar era Turquía, su gran vecino, en llamas. Un nuevo ingrediente para el explosivo cóctel en que se ha convertido Europa: del terrorismo en sus capitales a las guerras en su vecindad sur, de las tensiones con Rusia y la guerra en Ucrania –ambos fronterizos con la Unión– a los partidos populistas que quieren terminar con la UE y toman la delantera, como hemos visto con la salida del Reino Unido. Por no mencionar la crisis de los refugiados, que conecta con los otros factores mencionados y nos conduce a esta caótica Turquía, que no es un vecino cualquiera.

Con 783.562 kilómetros cuadrados, Turquía se extiende sobre un territorio más grande que el de cualquier país de la Unión Europea. Se sitúa como muro de contención entre los conflictos más graves que sacuden a Oriente Próximo y Europa. Comparte frontera noroeste con Grecia y Bulgaria, y al sur con Siria, Irak e Irán. Tiene una población de más de 74 millones, lo que le situaría solo por debajo de los 80 millones de alemanes. El puente del Bósforo en Estambul, por el que han desfilado los tanques golpistas, conecta a las dos almas de la ciudad y de su propia cultura: la europea y la asiática.

EL GRAN ALIADO

Turquía ha sido desde hace décadas un gran aliado de Europa y Estados Unidos. Tres años después de su fundación con 12 miembros, la OTAN le abrió sus puertas en 1952, siguiendo la doctrina Truman de ayudar económica y militarmente a países susceptibles de caer en las redes soviéticas. Jugó un papel importante en la contención del comunismo por el flanco sur de la alianza.

En tiempos más recientes, el gobierno secular de Turquía, país musulmán, ha facilitado a la OTAN una suerte de puente cultural y político hacia Oriente próximo y su convulso mapa político. Y mucho músculo militar: su ejército es el segundo de la Alianza en cuanto al número de efectivos (más de 600.000), solo por detrás de Estados Unidos.

Tras décadas de acercamiento económico y cultural, la UE es hoy el principal socio comercial de Turquía. En 1963, la entonces Comunidad Económica Europea firmó un acuerdo de asociación con Ankara, que pidió después formalmente entrar en el club en 1987. Desde el año 2005 están en marcha las negociaciones para su adhesión, ralentizadas desde que hace algunos años Erdogan comenzase su deriva autoritaria.

PRIMAVERA ÁRABE

La primavera árabe evocó un sueño que no tardó mucho en deshacerse. Turquía, país musulmán y democrático, se erigió como modelo para muchos ciudadanos de la región que, hastiados de vivir sin oportunidades ni libertad, alzaron la voz y, en algunos casos, se deshicieron de sus dictadores. Pero la primavera se convirtió pronto en un invierno islamista con la llegada de los Hermanos Musulmanes en Egipto, apoyados por Ankara. Un golpe los sacó del poder. Y ha sido desde entonces el propio gobierno de Ankara el que está inmerso en un proceso de islamización autoritario.

El acercamiento reciente entre la Unión Europea y Turquía solo ha sido posible gracias un gran ejercicio de 'realpolitik', criticado por quienes piensan que, al calor de una crisis de refugiados, Europa ha dejado de lado sus valores y se ha lanzado en brazos de Erdogan. A pesar de que el conflicto con los kurdos en el este se agrava, los atentados terroristas se suceden y las violaciones de los derechos humanos también. El alejamiento de Turquía de los valores europeos se acelerará ahora tras el intento de golpe.

En marzo pasado, los 28 líderes de la UE firmaron un acuerdo con el Gobierno turco para gestionar la crisis de refugiados. Turquía, que ya acoge a casi tres millones, se comprometió a hacerse cargo de los que llegasen a las costas griegas, a cambio de una promesa de facilitar los viajes de los turcos sin visados por Europa y acelerar las conversaciones para su adhesión, además de recibir fondos comunitarios. Lo sucedido los últimos días nos da una idea de la volatilidad de las crisis de nuestro tiempo: Turquía, calificado como 'país seguro' en dicho acuerdo ha mostrado ahora una gran fragilidad.